Por Lisandro Barry.-

La ESNeMOCO (Escuela Superior de Negocios y Economía Monetaria de Caleta Olivia) se va para arriba. Primero fue el impacto que causó en el mundo académico y de los “policy makers” locales e internacionales, la difusión del ya famoso “Teorema de Fernández” (1).

Ahora la prestigiosa escuela patagónica, vista la agitación generada por el enunciado del teorema de marras, promovió en días recientes la realización de un novedoso ciclo de exposiciones declarativas, concretado vía el sistema radiofónico. Dicho ciclo, magistralmente denominado “Sinceramientos y Sincericidios: Un Sistema Heterodoxo de Señales para Estabilizar la Moneda”, ha engendrado ya una fuerte conmoción, no sólo en el mundo de los opinadores económicos locales e internacionales sino, muy especialmente, entre los operadores del mercado cambiario argentino.

Efectivamente, dos breves pero contundentes exposiciones de sendos invitados especiales de la célebre ESNeMOCO, el Dr. Alejandro Vanoli, presidente del Banco Central de la República Argentina y la Dra. Silvina Batakis, Ministro de Economía de la Provincia de Bs. As., sacudieron de manera rotunda a dicho mercado, justo -bueno es aclararlo- en momentos en que el mismo comenzaba a dar señales de cierto nerviosismo.

Los descollantes funcionarios y no menos brillantes pensadores son, hoy por hoy, conspicuos integrantes de una élite de opinión autodenominada “Dólares para la Victoria”, nacida al calor de los debates en las mismas entrañas del famoso think tank patagónico y de algunas transas de diversa naturaleza y tamaño, ya que todos estos pibes no le hace asco a nada.

Ambos disertantes centraron sus diatribas en la problemática asociada a los niveles actuales de reservas internacionales del país.

Por un lado, el Dr. Vanoli sostuvo que remover las restricciones impuestas desde hace cuatro años al acceso libre a las divisas “implicaría tener una cantidad de reservas muy superior a las que se tiene”. Y, aún más, que las mismas serían insuficientes “para afrontar toda la demanda que surgiría si se liberan todos los controles, si se liberan todas las importaciones”.

La Batakis, por su parte, recargó la batería argumental postulando textualmente: “Cuando uno tiene reservas escasas tiene que administrarlas… Nos gustaría tener más reservas”. “Las reservas alcanzan para importar sólo el 50% de las importaciones que necesita nuestro país”. Pero fue más allá que el Presidente del BCRA, ya que en un fuerte alarde de conocimientos monetarios, claramente sostuvo: “Los argentinos no confiamos en nuestra moneda. Tengo un hijo de 10 años que me pidió 10 dólares de regalo de cumpleaños, es un tema estructural, que va a ser difícil erradicar porque es un resguardo para la inflación.” Para rematar con “cuando alguien quiere ahorrar en dólares es porque su moneda no es suficientemente sólida” y con que hay que resolver “…la estructura desequilibrada de los argentinos que, en definitiva, es la causa de todas estas cosas: la inflación y estar pensando todo el tiempo en el dólar”.

La complejidad de los mensajes coincidentes de los dos expositores nos exigió recurrir a la hermenéutica, en tanto arte de interpretación de los textos2. Para ello solicitamos al auxilio de un eximio exégeta, que requirió enfáticamente que su nombre se mantuviera en reserva, ya que temía alguna represalia de la DGI.

El experto señaló dos cuestiones emergentes de los discursos, de suma importancia:

1) La aparente existencia de una intencionalidad de cambiar -bajo el manto protector de una furibunda crítica a un opositor político con chances electorales, que propone levantar el “cepo” en forma inmediata- el rumbo del relato oficial. Así, las exposiciones de Vanoli y Batakis estarían orientadas a confrontar la teoría hasta ahora dominante, que sostiene que nada mejor que ocultar la verdad para contener corridas cambiarias, fugas de capitales, pérdidas de reservas y afines. Según el especialista consultado, los expositores concordarían en que es mejor -en el medio de un comienzo de corrida- anunciar sin más y con franqueza el estado catatónico de las reservas internacionales del país y reconocer el debilitamiento monetario que ocasiona la inflación.

2) La notable experiencia práctica -en vivo y en directo- de un ejercicio de clara dialéctica hegeliano/marxista, que es la que emerge de las contradicciones entre las postulaciones de Fernández (tesis: “en la Argentina tenemos mucha reservas…La Argentina y los argentinos tenemos una moneda fuerte”) y las del dúo Vanoli-Batakis (antítesis: “las reservas son insuficientes para atender toda la demanda…” “Nos gustaría tener más reservas”, “Los argentinos no confiamos en nuestra moneda”, etc.).

Desde el anonimato, nuestro experimentado exégeta remató: “Ahora falta quien haga la síntesis superadora”.

Nos retiramos de la consulta angustiados y preguntándonos, ¿Será Blejer? ¿Será Bein? ¿Será Melconián? En ese momento me asaltaron (no asustarse, sólo se trató de pensamientos) las sabias palabras del Cahapulín Colorado: “Y ahora, ¿quién podrá defendernos?”

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1) El enunciado del Teorema expuesto por el Dr. Aníbal Fernández dice: “En la Argentina tenemos muchas reservas [internacionales], que son protegidas como corresponde. La Argentina y los argentinos tenemos una moneda fuerte. Ahora, si cualquiera fuera a cualquier lugar y va y compra dólares, perdemos las reservas en tres días”.

2) Mario Bunge, Diccionario de Filosofía, Madrid: Siglo XXI Editores. p. 96.

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