El triunfo de Mauricio Macri podría transformar su país y la región.

Sonaron con estridencia las bocinas de los automóviles. El cielo se iluminó con cañas voladoras y petardos de colores y se escucharon los gritos de “¡Vamos!” en los alrededores de los edificios de estilo parisino que abundan en la ciudad de Buenos Aires. Los festejantes actuaban como lo hacen los hinchas de fútbol, pero quien había triunfado este 22 de noviembre resultó ser un partido político. Fue la victoria lograda por Mauricio Macri, el Jefe del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, quien participó en el ballotage para consagrarse como próximo presidente de la Argentina. Es más, a diferencia de la mayoría de las transiciones presidenciales, el triunfo del Sr. Macri dará comienzo a una nueva era para el país, y hasta podría ser para toda Sudamérica.

Tomará la posta que deja Cristina Fernández de Kirchner, quien junto a su desaparecido esposo, Néstor Kirchner, gobernó durante 12 años imponiendo un recalcitrante populismo, ganándose enemigos en su propio país y en el exterior y destruyendo los cimientos de las principales instituciones de la Nación. Es así que la Sra. Fernández le hereda a su sucesor una economía que prácticamente no crece en los últimos cuatro años, reservas de moneda extranjera prácticamente inexistentes, una inflación de aproximadamente el 25% y un déficit fiscal que supera el 6% del PBI.

El rival derrotado por Macri, Daniel Scioli, comparte el pedigree peronista de la Sra. Fernández, se postuló como su heredero. Se opina que mismo él habría modificado parte de las políticas aplicadas por ella; el estado casi desastroso de la economía que le heredaba le hubiese dejado pocas posibilidades de elección. El Presidente electo, Sr. Macri, representa el primer presidente electo en el país que no cuenta con antecedentes peronista ni está afiliado a ningún otro movimiento rival más débil, por ejemplo la UCR, por lo tanto se estima que las reformas necesarias probablemente se produzcan más pronto y serán más profundas. Su campaña llevó como bandera una sola palabra: Cambiemos, y estuvo integrado por una coalición de varios partidos no-peronistas y principalmente de derecha, tras doce años de kirchnerismo, y promete llevar al país de regreso a una economía sana, con una diplomacia de prudencia y una democracia confiable y previsible.

Hijo de un hombre de negocios proveniente de Italia, creció en la riqueza y con conexiones gubernamentales, Mauricio Macri es el típico impensado presidente, algo distante y tenaz emprendedor. Políticamente, es el típico “self-made man”.

Se lo conoció públicamente, recién cuando se propuso ser Presidente del club de fútbol más popular del país, Boca Juniors, con gran éxito. Posteriormente se propuso formar un partido político absolutamente desde los cimientos, que llamó “PROpuesta Republicana.

TECNÓCRATAS AL RESCATE

No bien el Sr. Macri preste juramente y se haga cargo de la presidencia del país el próximo 10 de diciembre se notará un cambio, porque se comenzará a gobernar de un modo nuevo. A diferencia de la Sra. Fernández, él es mucho más un ejecutivo que prefiere rodearse de especialistas que trabajen en coordinación, integrados, aunque carece del carisma de la presidente que se va por mandato cumplido. Durante la conferencia de prensa que ofreció a la mañana siguiente de su triunfo -toda una señal de mayor apertura- sugirió que él se va a mover muy rápidamente para asegurarse que las instituciones vuelvan a recuperar el profesionalismo que los Kirchner intentaron (con bastante éxito) pisotear. Repondrá y renovará la agencia de estadísticas, el INDEC, que fue prácticamente destruida, como para ofrecer datos absolutamente distorsionados que durante años vinieron publicando cifras de inflación y pobreza absolutamente dibujadas. Es su firme intención reemplazar al presidente del Banco Central, quien ha venido cumpliendo obedientemente las órdenes que se le daban para seguir emitiendo moneda sin respaldo porque necesitaban financiar el déficit fiscal.

El Sr. Macri ha declarado que procederá a dispersar el poder de los super-ministerios de economía y producción que creó la Sra. Fernández. Para ello está eligiendo tecnócratas muy reconocidos que ocuparán los más altos cargos en la economía. Por ejemplo, Alfonso Prat-Gay, quien ya ocupó el cargo de presidente del Banco Central, estará al frente del ministerio de economía de enorme peso. Federico Sturzenegger, actual diputado y economista, se hará cargo del Banco Central. Para conducir la educación nacional, Macri ha elegido a Esteban Bullrich, quien hasta ahora condujo con respeto la educación de la Ciudad de Buenos Aires, logrando reducir las huelgas y protestas que tanto aquejaban a la ciudadanía de la Capital. Y una de las maneras fue que absolutamente todos los maestros de la ciudad de Buenos Aires podían contactarse con él a su celular personal cuando surgían problemas.

Para reorientar la diplomacia Argentina, Macri ha elegido a Susana Malcorra, que actualmente ocupa un alto cargo en la ONU reportando de modo muy directo a Ban Ki Moon, pero que muy pocos argentinos conocen, pero que cubrirá el cargo de Ministra de RREE. El nuevo presidente desea reparar lo antes posible las relaciones con los EEUU y países de Europa, que la Sra. Fernández despreció y maltrató por favorecer su amistad con regímenes autoritarios como los de Rusia, Irán y China. El grupo del MERCOSUR, que es una agrupación compuesta por seis naciones incluyendo a Brasil, probablemente quiera ahora abrirse para fortalecer acuerdos con otros socios aparte de los que hasta ahora tenían bajo la era de los Kirchner. Seguramente que Macri será ahora un eficaz promotor y defensor de la democracia para toda Sudamérica de lo que han sido y son hasta ahora sus colegas en toda la región:

ya ha declarado -por ejemplo- que Venezuela debería ser suspendida por el Mercosur si no modifica su conducta que permita elecciones parlamentarias libres el próximo 6 de diciembre y que libere a los líderes de la oposición que mantiene encarcelados.

Lo primero y más urgente que hará será arreglar la economía. Porque hasta ahora la Sra. Fernández lo único que hizo fue aplicar parches que no han logrado sacar al país de su permanente andar a los saltos, como por ejemplo ese swap de monedas con China que le permitió mejorar en algo sus flacas reservas de monedas extranjeras. Las reservas se le han escurrido para pagar deudas y por el gasto que le ha significado al país para mantener un valor ilusorio de su propia moneda, que les ha dado a muchos argentinos una falsa ilusión de prosperidad, cuando en realidad les ahogó las exportaciones. La semana anterior, sin ir más lejos, un buque-tanque cargado con miles de toneladas de crudo quedó varado afuera del puerto de Bahía Blanca debido a que el gobierno no pudo abonarle la carga. Es muy probable que las reservas son mucho menores a los 26 billones de dólares que declara el gobierno. En declaraciones que brindó Miguel Kiguel, un reconocido economista, “Resulta increíble que estando la economía del país al borde de una verdadera crisis, sin embargo la gente no la siente como si estuviesen en el mejor de los mundos”.

El Sr. Macri tiene por delante enfrentar tres temas principalísimos e interligados entre sí: remover las distorsiones económicas, balancear las cuentas fiscales y recuperar las relaciones financieras con el mundo exterior para que vuelvan a la normalidad. Las prioridades inmediatas y urgentes serán las de lograr aumentar las reservas del Banco Central, unificar el tipo de cambio y anular el control de cambios. Uno de los asesores del nuevo Presidente opina que al quitar el cepo y todos los controles al tipo de cambio y remover las retensiones e impuesto excesivos a las exportaciones hará que los agricultores vuelvan a confiar y procedan a vender la producción que han retenido en los silo-bolsas; se calcula que de modo inmediato esto produciría el ingreso de unos 9.000 millones de dólares para el Banco Central, según declaraciones de Luis Miguel Etchevehere, presidente de la Sociedad Rural Argentina (ver: Bello (http://www.economist.com/news/americas/21679209-rosario-embodies-much-best-and-some-worst-argentina-down-riverside) Antes que pedirle ayuda al FMI, que sería el paso típicamente político, el nuevo equipo económico buscará hallar otras fuentes de emergencia extranjeras que le den fondos. Por un lado se sabe que quieren terminar con el aislamiento de la Argentina de los mercados de crédito internacionales, y a esos efectos desean llegar a algún acuerdo con los bonistas que lograron que el país vuelva a entrar en default el año pasado.

Este asesor admite que “el desafío reside en lograr la secuencia óptima”. Devaluar y liberar la cotización del peso sin tener reservas será arriesgar una alta inflación que hundirá el valor de la moneda más aun. Pero la llave para aumentar las reservas reside en contar con un tipo o tasa de cambio más realista. Al lograr la victoria y hablar al país, el Sr. Macri fue mucho más cauto que durante la campaña. Ha dicho ahora, después de su victoria, que los controles de cambio serán levantados “en cuanto la situación esté normalizada”.

Conseguir fondos frescos en el exterior también le daría al nuevo gobierno más tiempo para cerrar el déficit fiscal. No hay duda que este se verá comprometido con una pesadísima burocracia y gastos indexados sobre beneficios que le llevará mucho tiempo reformar. Resultará mucho más rápido cortar con los subsidios al transporte y la energía que benefician actualmente tanto a los ricos como a los pobres: en promedio los Argentinos pagan apenas U$S 9 por mes por consumo de electricidad domiciliaria. Pero como reconoce Luis Secco, de la Consultora Perspectivas, Argentina nunca ha logrado recortar su déficit fiscal más de 1 punto porcentual del PBI en un año.

Todo esto provocará un golpe doloroso a corto plazo. El banco Barclays prevé una contracción de su economía para el año 2016 (del 1.1%) antes de lograr un rebote en 2017. Miguel Kiguel reconoce “que el gran peligro será la protesta social que se pueda producir”. El triunfo por escaso margen del Sr. Macri (2.8%) significa que tendrá que construir cuidadosamente un mandato que le permita un cambio radical. “El primer paquete de medidas deberá ser más de centro-izquierda que del centro-derecha” reconociéndole a Macri el escaso margen de acción política con que cuenta. Los Peronistas controlan el Senado; tendrán que convencerlos para que se anulen leyes que impiden negociar con los “holdouts”.

Sin embargo el nuevo Presidente cuenta con ciertas cartas valiosas en sus manos que podrá jugar. Los gobernadores peronistas, que tienen gran influencia en el Senado, conformar un grupo muy pragmático; muchos de ellos, necesitan el auxilio del gobierno central para reestructurar sus deudas provinciales. El aislamiento de los mercados de capitales en el que ha quedado la Argentina significó que apenas tiene deudas con el extranjero. Siempre y cuando el Sr. Macri logre que confíen en él, al gobernar de una manera transparente y predecible, comenzarán a aparecer los “ahorros” que la ciudadanía ha guardado “en el colchón” y todo esos dólares y otras monedas regresarán a casa provenientes de cuentas en el exterior.

Sabe que no le será fácil. Durante su arenga post-victoria electoral en Costa Salguero, fue más bien un ruego, antes que un grito de victoria. “Estoy aquí porque ustedes que pusieron aquí. Y por eso yo les pido: por favor NO me abandonen”. (The Economist)

* Traducción de Irene Stancanelli para el Informador Público.

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