Por Rodolfo Patricio Florido.-

Jamás habría imaginado que un Fiscal, o sea la parte acusadora, justificaría y hasta alentaría a llevar drogas a una cárcel para que los detenidos la disfruten. Muchos menos, ni en una mala novela, habría imaginado que a un alto funcionario que cambiaba sexo por subsidios el Intendente diría que es “altruista”… y un “pibe buena onda”. Dos ejemplos nos muestran el nivel de degradación en el que convivimos a diario y el nivel de… “no me importa nada” al que la sociedad está llegando por acostumbramiento. Es como si una violación colectiva terminara siendo naturalizada por que le sucedió a todos.

El primer caso

Analía Verónica Gómez tuvo la suerte de que el Fiscal y vocal de la Agrupación kirchnerista Justicia Legitima, el Doctor Javier de Luca no sólo la exima de ser proveedora de drogas para su pareja detenida (el condenado Raúl Montaña) sino que hasta la justifique («es inhumano exigir una conducta diferente al cónyuge del adicto que intenta ingresar estupefacientes para su pareja»), sentando un precedente que habilitaría a todas las visitas a llevar drogas a los penales. Solo tienen que asegurarse que ese Fiscal sea el que deba entender en la causa.

Ya sobrepasando el límite del absurdo, la concubina dealer, embarazada de 7 meses, no dudó en llevar las drogas químicas y marihuana en el interior de su vagina. O sea, si alguna demora en el ingreso o circunstancia fortuita las hubiera liberado hacia el interior de su organismo, el bebé de 7 meses habría muerto. Nada de eso le importó al fiscal. ¿Qué esto sucede en las cárceles? Obvio que no es una novedad. Pero que cuando se descubre, nada menos que el Fiscal solicite el sobreseimiento del dealer y además justifique el procedimiento. Nunca. Una nueva barrera se ha derribado.

Pero el mundo del absurdo no se detuvo ahí. La Cámara Federal de Mendoza, entendió que “no se pudo acreditar que el destino final era dársela a su pareja Montaña”. «Lo único que existió en ese orden –señalaron los magistrados– fue una tentativa de introducción a la penitenciaría, conducta que como tal no se encuentra reprimida por la ley». Increíble interpretación. Si seguimos esa presunta lógica jurídica, si yo intento ingresar 10 kilos de cocaína pero me descubren, esto solo sería “tentativa” y como tal la pena bajaría e ingresaría en lo excarcelable. Todos nos preguntamos… ¿idiotas o cómplices? Cuando afirman… “no se pudo acreditar que el destino final era dársela a su pareja Montaña”, ¿nos toman por imbéciles? ¿A quién se la iba a llevar; a los penitenciarios? Y si así fuera, para que se la colocaría en la vagina.

Dice luego el Fiscal…; «rehusarse a realizar el suministro y a rechazar satisfacer las necesidades de su concubino supera lo jurídicamente reprochable. Lo contrario equivaldría a exigirle que ignore sus peticiones y ponga en riesgo el vínculo que los une, con las consecuencias que ello podría traer aparejada en la crianza del hijo que esperaba». INCREIBLE. Arriesgó la vida del bebé, vive fuera del penal y la sociedad debe considerar que debe traficar drogas para no poner en riesgo su amor, ¿qué es?… ¿Esperanza Mía? El razonamiento del “Fiscal” es, en el mejor de los casos profundamente absurdo y cuasi que alienta el ingreso de drogas a los penales transformando en absurdos los esfuerzos de agentes penitenciarios que quieran hacer cumplir las normas que, entre otras cosas, protegen sus propias vidas.

Dice luego el fiscal…»Ello es así pues el ordenamiento jurídico no exige de las personas comportamientos sobrehumanos». O sea que para De Luca pedirle a un ser humano que no trafique drogas es “sobrehumano”. Más adelante sigue el mundo del absurdo complaciente sino cómplice cuando dice que… la otra posibilidad es que Montaña no fuera un adicto, sino que el objetivo del suministro fue «facilitarle objetos para utilizar como moneda de cambio», es decir, para que trafique dentro de la prisión. Con esa lógica ¿Por qué no les permiten cultivar alguna plantita de marihuana para que puedan instalar una suerte de club del trueque? ¡Con razón la Ministra de Seguridad dio por perdida la lucha contra el narcotráfico!

El segundo caso: sexo por subsidios

Esto sucedió en Entre Ríos, más específicamente en la Intendencia de General Campos. Ezequiel Pintos, Secretario de Desarrollo Humano pedía sexo a cambio de otorgar subsidios. Una joyita su compromiso con el “Desarrollo Humano”. El problema surgió cuando una de las afectadas lo filmó (el video está en YouTube) para que le creyeran que esa era la única manera de obtener el subsidio que necesitaba desesperadamente.

Si usted, lector, cree que esto ya de por si es demasiado, aún no leyó nada. Este muchacho cuya única explicación fue afirmar “fue un momento de tentación” (claaaroooo porque todos los funcionarios se tientan pidiendo sexo a cambio de subsidios) recibió el apoyo y la comprensión del Intendente y del Secretario de Gobierno, quienes, ante las pruebas irrefutables, lejos de condenarlo, elogiaron, el Intendente, “su altruismo” y el Secretario de Gobierno afirmó… «Para mí es un pibe con mucha pila, buena onda, militante de primera línea, siempre con el trabajo y buen humor, predispuesto». O sea, una joyita este depravado que reclama sexo para que los más pobres y necesitados obtengan un subsidio. Encima hay que tolerar que luego afirmen…»esto no afecta en nada la imagen de Pablo”. “Es de esperar que ahora salgan pseudocandidatos políticos a hablar de lo mal que se hizo y que afecta a la gestión. Esto será moneda corriente. La bajeza con la que se está trabajando, sorprende». INCREIBLE. ¿Ahora deberíamos darle las gracias a ese corrupto depravado inhumano? Está todo tan trastornado que el Intendente, Pablo Martínez, lejos de enloquecer de bronca, afirmó que, esto, sucede…”en cualquier lado, en la Iglesia, en la Comisaría». ¡Ahhhh, buenísimo, que hermoso mundo vive el Intendente en su pueblo! Con esto termino; finalmente el abusador renunció, pero eso sí, lejos de repudiarlo o mandarlo a juicio, el Intendente destacó… la “actitud, la grandeza y el altruismo de Exequiel de dar un paso al costado hasta que esto se esclarezca. Es loable, y lo valoro mucho, más allá de la responsabilidad”. Cuanto cinismo. Solo faltaba que dijera… Gracias Ezequiel porque demostrar que en esta Intendencia no discriminamos a nadie a la hora de darle un poquito de amor.

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