Por Luis Alejandro Rizzi.-

Confieso que vi sólo la primera hora de lo que se dio en llamar “Argentina debate” y cambié de canal por “abandono” o aburrimiento si se prefiere.

En el primer segmento, dedicado a la economía -en verdad, desarrollo económico y humano-, esperaba ver y oír a los postulantes a la Presidencia de la Nación exponer sus ideas sobre la grave situación en la que está la Argentina.

La gravedad no solo se refiere a la deuda del Estado con el Banco Central que rondaría los U$S 60 mil millones, sin contar la deuda en pesos, más la deuda con otros organismos como el ANSES.

El próximo gobierno recibirá un Banco Central en estado de quiebra, ya que sus presuntos activos, son “incobrables” y el saldo de divisas de las llamadas de “libre disponibilidad” estará muy próximo a “cero”. Recordemos que un vencimiento establecido para el próximo año por algo más de U$S 9,5 mil millones, el proyecto de presupuesto para 2016 lo difiere por 10 años (sic). Esto sin contar con la deuda en pesos que tiene el estado con el Banco central por una suma cercana a los $ 300 mil millones (unos U$S 31.000 millones).

La gravedad se refiere, además, a otras cuestiones económicas, desabastecimiento energético, deficiente infraestructura, pobreza y marginalidad, exceso de empleo público y distorsiones tales como el cepo cambiario, presión impositiva intolerable, trabas a las exportaciones e importaciones, controles de precios, déficit fiscal de más del 7% del PBI, incumplimiento de contratos u obligaciones asumidas libre y voluntariamente, (el caso del incumplimiento del fallo de la Justicia de los EEUU en el caos de los holdouts, mal llamado fallo Griesa).

A estas cuestiones económicas se suma el déficit educacional, de salud, de narcotráfico y otro no ponderado que llamaría “marginalidad cultural”.

Es obvio que no era dable esperar soluciones técnicas, porque estas deben ser implementadas y ejecutadas por equipos de gobierno, pero si se deberían haber expuesto ideas sobre estas cuestiones ya que se supone que la dirección general del gobierno la tiene el Presidente de la República.

Se efectuaron algunos anuncios sobre algunos hechos, que no debemos confundir con ideas y en un debate se deben exponer los hechos y las ideas con las cuales serán enfrentados. Algunos hasta arriesgaron “soluciones”, pero faltó expresar el medio que se aplicaría para alcanzar esas soluciones.

Más allá del debate es importante ponderar las distintas propagandas de cada postulante.

Mauricio Macri luce más como un predicador evangélico que como un político que debe lograr votos y esa actitud se puso de manifiesto en el “debate”, como asimismo ocurre en los flashes publicitarios que se difunden por TV o se escuchan por radio. Lo de Macri parece como previamente ensayado, le falta esa espontaneidad… virtud inigualable del peronismo en general y del “kristinismo” en particular.

Macri apunta a fomentar nuestra esperanza por el contrario el “kristinismo” nos dice que la esperanza ya se concretó. Para Macri la esperanza pretende ser el soporte del futuro, para el “kristinismo” el futuro ya llegó y lo estamos viviendo, como lo dijo la propia Kristina en ocasión del lanzamiento del satélite “Arsat 2”. Como conclusión formuló anuncios o generalidades, pero omitió difundir una o dos ideas básicas, para poder merituar su propia idoneidad.

Margarita Stolbizer cayó en el mismo vicio de Macri, pero no se definió frente a temas concretos que se deberán considerar el mismo 10 de diciembre

Del Caño y Massa hicieron anuncios más concretos, pero también omitieron presentar un menú de ideas directrices, salvo el primero que mostró una excluyente vocación por el control de la economía por parte del Estado.

Al Adolfo, como se lo llama a Rodríguez Saá, lo vi rápido de reflejos y con esa habilidad, propia del peronismo, que hace muy difícil estar en desacuerdo con sus afirmaciones.

Ante la falta de ideas, los televidentes tenemos la tarea de adivinarlas y en mi exclusiva opinión, todo indica que Macri buscará una forma de pago rápida y cumplir con la sentencia de la Justicia de los EEUU, y estimo que la eventual negociación con el facilitador designado por el Juez, versará sobre plazo de pago e intereses. Una vez solucionado ese tema netamente judicial, se buscará apoyo crediticio para financiar la crisis legada por el Kristinismo y asa poder “gradualizar” en el tiempo las consecuencias necesarias del fatal e inevitable shock.

Para Sergio Massa este problema será más difícil de resolver por la presencia del negociador del canje del 2005 en su equipo económico, que seguramente pretenderá negociar no solo plazo e intereses sino una quita de capital, con lo que se prolongará la negociación para pagar la sentencia.

En ese lapso, pudiera ser que el “shock” para nosotros inevitable, colocará a su equipo económico en una situación complicada. Recordemos que cuando asumió Roberto Lavagna la conducción económica con Eduardo Duhalde, el “shock” lo había gerenciado Jorge Remes Lenicov. Es cierto, no valen los supuestos contrafácticos, ¿pero qué hubiera sido de Lavagna sin Remes?

Como buen peronista el “Adolfo” que declaró el “default” del 2001, en medio de la algarabía del Congreso de la nación, no sería raro que cumpla con la sentencia en un breve plazo para obtener el necesario financiamiento para también morigerar el shock.

Para Nicolás del Caño y Margarita Stolbizer estimo que la cuestión de la sentencia, será una cuestión esencialmente condicionada por la ideología, por lo que supongo que se mantendrá el parcial “default”, con lo que las consecuencias del “shock” podrían ser inevitables.

Scioli como lo había anunciado, pegó el faltazo y pienso que le pesará.

No creo que el debate le signifique a los candidatos una variación mayor a dos o tres puntos en sus caudales electorales que nada significará; pero a Scioli le dolerá perder dos o tres puntos que lo obligaría a su participación en la segunda vuelta y allí perder, sea ante Macri o Massa.

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