Por Sebastián Dumont.-

Se cumplen 42 años del paso a la inmortalidad de Juan Domingo Perón y hoy es muy complejo poder dilucidar dónde está el peronismo. Es más, la certeza es que existe en la actualidad un proceso descomposición muy grande entre los dirigentes que usufructuaron la imagen del tres veces presidente para poder ocupar lugares de poder. El kirchnerismo planteó la idea de superar a Perón. Es lógico. En su concepción montonera, siempre estuvo la fantasía de enfrentar al líder indiscutido. En medio de todo ello, hoy la realidad encuentra a la mayoría de los que pasaron por el cristinismo tratando de “volver a las fuentes”. Pero no todo será tan sencillo.

El kirchnerismo se propuso superar al peronismo. Está claro que no lo logró ni estuvo cerca de hacerlo. Pero la gran mayoría de los que aplaudió la década pasada, e incluso como hizo Aníbal Fernández, mandó a meterse la marcha peronista en el ano.

Hoy, hay una tendencia en decir que el peronismo debe estar en aquellos que ganaron sus territorios, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, donde ganó Cambiemos. Por eso, la mirada se posa en los intendentes que ganaron o retuvieron sus sitios.

Un buen ejercicio es recordar quiénes son esos jefes comunales y cuál fue el grado de compromiso con los K, sello del que ahora tratan de quitarse rápidamente.

Denominado el grupo de los dialoguistas, la realidad es que su vínculo K es indudable y además la mayoría de ellos han ido a aplaudir a Cristina Kirchner cuando estuvo en abril en Buenos Aires.

De ese grupo, el jefe comunal de Hurlingham Juan Zabaleta no puede esconder que hasta el 10 de diciembre fue la mano derecha de Amado Boudou, después de una larga trayectoria que se inició con el duhaldismo en Morón de la mano del ex senador Horacio Román, socio político de Raúl Othacehé.

Gustavo Menéndez, intendente de Merlo, es quizá quien menos pasado K tenga. En 2011, fue candidato en la lista de Duhalde de la mano de Jesús Cariglino y en 2013 estuvo en el Frente Renovador de Massa. Cuando Othacehé se sumó al FR no le quedó otra opción que utilizar al FPV para ganar su distrito.

Leonardo Nardini, de Malvinas Argentinas, fue hombre de Alicia Kirchner hasta el 10 de diciembre. Pertenece a Kolina y manejó la caja del ANSES en el distrito que hoy gobierna. Lo que se dice un K puro.

Lo mismo para Ariel Sujarchuk, hombre que gobierna Escobar y que hasta el 10 de diciembre fue mano derecha de Alicia Kirchner en el ministerio de Desarrollo Social.

Mariano Cascallares gobierna Almirante Brown, donde le ganó a Darío Giustozzi. Antes de ellos, tenía un fuerte compromiso con el cristinismo al dirigir el IPS en el gobierno de Daniel Scioli.

Otro caso paradigmático es el de Martín Insaurralde. Se inició en el dualismo pero nadie pude olvidarse de que fue el candidato que eligió CFK en 2013 para enfrentar a Massa. Es más, hasta viajaron a Brasil para traerse la foto con el Papa y utilizarla en afiches para la campaña que perdió. Ahora busca dejar atrás su pasado.

Gabriel Katopodis es intendente de San Martín y forma parte del grupo de los dialoguistas. Fue K en 2011, cuando ganó las elecciones en una lista cercana a Florencio Randazzo. Luego pasó al FR y volvió al FPV para ganar otra vez en 2015.

Éstos son algunos ejemplos de quienes hoy buscan mostrarse como los abanderados de la renovación del peronismo. Pero la pregunta es la misma del comienzo de la nota. ¿El peronismo donde está?

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