Por Sebastián Dumont.-

Se presume que el fin de semana pasado, con la movida del “timbreo” que hizo el gobierno nacional y provincial, arrancó la campaña electoral rumbo al 2017. Si bien estaba armado desde hace un mes, fue inevitable que fuera leído como una respuesta al cacerolazo por el tarifazo. Con el comienzo del proselitismo, aparecen, una vez más, las encuestas como instrumento de operación para instalar escenarios posibles. En ese contexto, hay una intención manifiesta de levantar a ciertos dirigentes del Frente para la Victoria que puedan generar el escenario deseado por el gobierno.

Se ha dicho en tantas oportunidades que el gobierno quiere al peronismo dividido en, al menos, tres expresiones para el 2017. Las encuestas empezaron a circular y marcan posibles intenciones de voto para las elecciones legislativas del año próximo.

Hay una certeza en todos los casos que es ponerlo a Sergio Massa al tope de las preferencias en coincidencia con la imagen positiva del líder del Frente Renovador que es el opositor mejor valorado. En el lote de las posibilidades de voto, se encuentra Margarita Stolbizer, quien puede ser aliada de Massa en las elecciones del año que viene. Por ahora, para el oficialismo los nombres que se barajan no son seductores para el electorado: Jorge Macri y Esteban Bullrich. Distinto es el caso de Carrió quien tiene alta consideración en su imagen, pero no es lo mismo cuando se pregunta si la votarían o no. Siempre en el contexto de la provincia de Buenos Aires.

Un tema a resolver por el oficialismo es ver cómo trasladar a un candidato la buena imagen que aún mantiene la gobernadora María Eugenia Vidal. Es un gran desafío porque perder la provincia de Buenos Aires puede significar una enorme dificultad para terminar con tranquilidad el período hacia el 2019.

En las variadas encuestas que se vieron estos días, se nota la mano para instalar y revivir a ciertos dirigentes del peronismo. Un ejemplo es lo que pasa con Daniel Scioli, donde en un sondeo de Ricardo Rouvier aparece segundo detrás de Massa, mientras que en un sondeo de Raúl Aragón figura en los último lugares de intención de voto.

Todo es muy prematuro. Y los vaivenes de la política aún tienen varios capítulos por delante. Si está claro que Massa encabeza, y que el gobierno tiempo a los dirigentes con mejor imagen, pero en principio ninguno de ellos sería candidato. Por su parte, el peronismo muestra su estado actual: dividido y sin liderazgo claro.

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