Por Santiago Galíndez.-

Ya se descubrieron la pólvora y América. Pero en Argentina insistimos con despreciar a los chinos y a Colón (que espera tirado por ahí que le devuelvan su dignidad) e inventamos sobre lo inventado. Ahora la AFIP nos sorprende con una nueva «regulación» destinada a aplicarse al sector ganadero. ¿Y qué le encanta a todo ente estatal para justificar su progresismo fiscal y determinación burocrática? ¡crear un REGISTRO!… y van.

Los registros estatales argentinos podrían incluirse en las Leyes de Murphy diciendo algo como: «cuanto más largo el título de un organismo o registro estatal, más inútil será su resultado», y en este caso (tome aire antes de leer) fue creado el Registro Fiscal de Operaciones de la Cadena de Producción y Comercialización de Haciendas y Carnes Bovinas y Bufalinas. ¿No era lo mismo al menos ahorrar tinta y esfuerzo y ponerle por ejemplo «Registro de la Carne»? Para el Estado lo breve no puede ser bueno.

Resumidamente la nueva instantaneamente envejecida legislación pretende controlar lo que la actual legislación prevé controlar pero no puede controlar porque el Estado «no sabe, no quiere, no puede» controlar. O sea, sobre una tremenda incapacidad controladora… aumentamos las instancias de control. ¿Somos estúpidos o Etchegaray sigue en la AFIP?. Dentro de un cúmulo de errores de sentido común importantes, se prevé también (entre otras absurdeadas y obviamente) que los lugares de matanza sean «fiscalizadores» del Estado controlando que el productor remitente tenga todo impositivamente en regla para poder vender su ganado. Si no es así, se le retiene al productor 5% del IVA más otros castigos. Para que se entienda la fragilidad conceptual de estos muchachos del Estado: como nosotros somos incapaces de controlar, que nos dé una mano el privado (en este caso, el matarife y/o frigorífico).¡¿Qué?! o sea, por favor Samid, controlame que los papeles del productor estén bien… OK, quedate tranquilo, soy el Rey de la Carne, a mi no se me pasa ni uno.

Que se entienda: tampoco es un beneficio para las plantas procesadoras porque tienen un trabajo adicional (con costo administrativo) que, también absurdo y obviamente, si lo hacen mal, Papá Estado los castigará con mutas que… vaya a saber quién las controla. Adivinen quién va a pagar el costo administrativo de la planta de faena y sus multas ¡bingo y como siempre! el productor.

Lo curioso es que ya hay un registro y un montón de regulaciones anexas (guías, certificados, autorizaciones, sellados, remitos, inscripciones, RENSPA, entre tantas) pero obviamente no era lo suficientemente complicado como para tener la exclusividad de entorpecimiento, entonces creamos otro… ¿desarmamos el anterior? ni locos ¡hay que controlar!. ¿Alguien de la cadena cárnica fue consultado para esta «creación a lo Moreno»? No, nadie… ¿Alguna entidad pegó el grito en el cielo? solamente CRA y no hasta el cielo.

¿Y el IPCVA (otro nombre largo pero privado… ¿se entiende no?) dijo algo? hasta ahora ni una palabra. ¿Raro no? un instituto privado dedicado a promocionar la carne vacuna que no manifieste una contundente y dura posición anti confiscatoria y salga a defender la cadena… salvo que defienda la «cadena de pagos» más que la de la carne. Veremos.

Alguien con sentido común y respeto por los contribuyentes ya exhaustos de impuestos se preguntaría ANTES de crear un nuevo registro: ¿se cumplen todos los controles preexistentes que contempla la legislación vigente? Respuesta: no. Si así fuese, el funcionario estaría ocupado en trabajar y no en inventar trabas e impedimentos para los que tienen que trabajar (y generar) puedan hacerlo. ¿Será que ingenuamente los funcionarios creen que esta nueva regulación tiene más fuerza que todo lo anterior que NO se controla? ¿Acaso los delincuentes cárnicos van a empezar a respetar las leyes comerciales gracias a esta normativa? ¿Acaso no es un secreto a gritos que el problema es la complicidad de funcionarios de las distintas áreas del Estado con la mafia carnicera principalmente? ¿Somos tan cobardes que nos escudamos en mostrar acción con una nueva regulación sin atacar el verdadero problema?¿De verdad se cree que «nueva regulación mata mafia»? ¿Tiemblan el Rey de Carne y asociados? todo lo contrario.

La grave corrupción por favores de «NO CONTROLAR» no se corta con un nuevo registro sino que se agrava, porque con otra «complicación adicional» aumentarán los favores y la recaudación de «facilitadores» para hacer «la vista gorda». En vez de mejorar el accionar de los organismos de control (llenos de empleados) creados a tal fin, y ponerlos en funcionamiento sincronizado con sentido común, capacitación y tecnología, preferimos el acto «creacionista» (tentación reiterada de cada administración que asume la conducción del Estado) de utópicas normas fracasadas antes de salir del horno. De esta forma damos al mundo la imagen de que en Argentina, más que producir, el negocio es interferir. Cosa que espanta inversiones serias para tener algún día un país serio. La voluntad política de hacer las cosas distinto queda seriamente cuestionada con esta nueva normativa dejando por ahora en claro que siguen beneficiándose los intermediarios y perjudicándose las puntas de la cadena: el que produce y el que consume.

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