Por Gabriel Vénica.-

Fueron por el premio mayor y están en vísperas de comenzar a saborearlo: la eliminación total de las retenciones y las trabas a las exportaciones en un plazo cierto[1].

Lo plantearon sin eufemismos en medio del conflicto del 2008 en su segunda Asamblea Nacional en Santa Fe, en tiempos en que pedir esto parecía un disparate y el mismo Luciano Miguens, Presidente de la SRA, repetía en sus discursos “no estamos diciendo que saquen las retenciones; sólo que suspendan las 125”.

Lo ratificaron en el 2009 en Salto cuando promulgaron su famoso Manifiesto al que agregaron “sin segmentación, sin subsidios, sin compensaciones, sin organismos ni funciones que contribuyan a estatizar el comercio agropecuario…” contrariando a la Federación Agraria que reclamaba Onccas, Juntas, Agencias, segmentación y políticas diferenciadas (ergo continuidad de las retenciones como lo sigue haciendo su actual Presidente, Omar Príncipe).

Estuvieron en las sesiones del Congreso apoyando el proyecto de eliminación/reducción de retenciones de los agrodiputados Buryaile y Casañas que después de pasar exitosamente por la comisión de agricultura naufragó en la comisión de presupuesto por el faltazo de algunos diputados (¿pseudo?) opositores que esa tarde le hicieron el juego al oficialismo que impuso su mayoría (entre otros, la Diputada del Socialismo Santafecino Alicia Siciliani y el Diputado de Proyecto Sur Lozano, quien volviera a prestar servicios en estos días; esta vez haciéndose presente para dar quórum).

Estuvieron en la legislatura de la Provincia de Buenos Aires enfrentando el impuestazo inmobiliario y al mismo dirigente de CARBAP Pedro Apaolaza, quien intentaba apaciguarlos repitiendo una y otra vez “que vergüenza, que vergüenza, seamos civilizados” (esto mientras la Cámpora impedía el acceso al recinto rociándolos con un extinguidor de incendios y tirando agua desde la azotea)[2].

Se les enrostró una injusticia: ser inorgánicos, anárquicos…

Nunca se movieron de su misión, su visión y sus valores: “El Manifiesto de Salto”[3]. Frente al gobierno que intentó cooptarlos una y otra vez siempre contestaron con la misma frase: “la mesa de enlace es nuestro único interlocutor válido” (en un caso por escrito en nota dirigida a Aníbal Fernández quién envió un intermediario al Bar Casablanca en la esquina del Congreso donde se encontraban antes de asistir a las sesiones de las comisiones, para invitarlos a una reunión).

No se equivocaron. Justificaron su razón de ser. Se mantuvieron fieles a su norte, a su espíritu y a su estilo. Incluso en el final, cuando de manera consistente con su propósito apoyaron al partido que proponía lo que el campo mayoritariamente exigía: eliminación de las retenciones y apertura de las exportaciones; mientras que por el contrario una pata de la Mesa de Enlace violaba el unánime mandato de unidad de los productores[4] para reunirse, pactar y aplaudir a sus verdugos (la dirigencia de la Federación Agraria) y otra trastabillaba con algunos conspicuos dirigentes de su entidad más importante (Carbap) oscilando entre un ambiguo “todos dicen lo mismo” y el apoyo al candidato oficialista Scioli.

Buena parte de sus referentes fueron militantes, cuando no candidatos del partido ganador.

Y varios de los flamantes funcionarios del Ministro de Agricultura Ricardo Buryaile tienen fluidos contactos, incluso son animadores de los foros de autoconvocados.

¿QUIÉNES FUERON LOS MÁS BENEFICIADOS CON LA EXISTENCIA Y LA ACCIÓN DE LOS AUTOCONVOCADOS?

En primer lugar, las entidades agrarias y sus dirigentes, que debieron (o deberán) democratizar sus estilos y estructuras que ya no soportan jefaturas formales sin liderazgo real, ni confusos y poco transparentes mecanismos de elección de autoridades y menos aún dirigentes que no manejan ni se exponen por Face o Twitter en una época en que el Papa, Barack Obama, Cristina y Macri lo hacen.

En segundo lugar, el campo en general. Terminó (afortunadamente) para siempre el añorado (por algunos) mundo donde el dirigente con (supuestos) contactos viajaba a Buenos Aires y volvía al pueblo a revelar los secretos del arcano. Hoy todo está a la vista. Los autoconvocados lo ven, se informan, comentan, critican, preguntan, opinan y sacan comunicados, ejerciendo el más orgánico y legal de los derechos: el de ciudadanos. Y junto con los autoconvocados los asociados de las mismas entidades participan de estos foros olvidando aquello que “primero debe reunirse la comisión directiva”. Falta todavía sacar el freno a los más chicos para que el Face de cada Ateneo Rural se convierta en espacio de acalorados debates y caldo de cultivo de fogueados dirigentes gremiales. Así lo entendió Néstor Kirchner cuando decidió darles aire a un grupo de jóvenes. Con ellos se rehizo y ganó las elecciones del 2011. No lo entendieron algunos viejos dirigentes agrarios que quieren un control total de lo que por naturaleza y evolución tecnológica no es controlable.

En tercer lugar, se beneficiaron los pequeños y medianos productores (la inmensa mayoría por no decir la totalidad de los autoconvocados) hartos de ser encasillados en una representación gremial que en su nombre los condena a un socialismo agrario que no sienten propio y a una obsoleta lectura de la realidad con mapas del pasado[5].

En cuarto lugar, el país. Del espíritu autoconvocado se han nutrido decenas de organizaciones y movimientos que contribuyeron al fin de la era K. Entre los impulsores del 11 S y del 8N, entre los colaboradores de la red SER FISCAL, entre los blogueros que han salido a enfrentar en Internet al aparato oficialista, se encuentran en primerísimos lugares a referentes del sector agropecuario, en su inmensa mayoría conocidos autoconvocados.

La Fundación Barbechando se nutrió de los mismos brindando una invaluable servicio al agro dando el alerta temprana de los proyectos legislativos.

La Mesa Agropecuaria del Congreso[6] impulsada por el legislador Cristian Gribaudo, sostenida más tarde por el Dip. Ricardo Buryaile y continuada por la Dip. Cornelia Schmidtliermann los tuvieron siempre presentes como actores de primer plano.

Grupos como “Pensamiento Libre” de Pehuajó, puntal de la resistencia al régimen k se nutrió de sus líderes…

Porteños con el campo, Profesionales Pro Campo y Abogados Ruralistas, foros y agrupaciones que han motorizado la resistencia vinculando al campo con la ciudad, con la universidad y con las ciencias jurídicas han surgido a partir de autoconvocados o en contacto con autoconvocados quienes pusieron pimienta y realismo a los debates y vigorizaron la difusión de las ideas.

Charlas, debates, conferencias en el Norte de Santa Fe, en Azul, en Pehuajó tuvieron a los autoconvocados entre sus organizadores.

Cuando el control de alguna entidad tambaleó por la intromisión del Ejecutivo que movía hilos y presiones para “colocar a los suyos” como ocurrió con Coninagro entre el 2012 y el 2013, fueron autoconvocados y dirigentes de la entidad vinculados a los autoconvocados quienes hicieron comunicados, alertaron en Face y Twitter, sacaron de su letargo a los cómodos, despabilaron a los timoratos y neutralizaron la acción encabezada por Moreno que hubiera terminado con un kirchnerista[7] al frente de la entidad.

Quienes jugaban a dos puntas con un pié en alguna asociación agraria y otro en el oficialismo los tuvieron entre sus censores más despiadados, ante la inacción o imposibilidad de las mismas entidades para actuar frente a estas “debilidades” de algunos de sus dirigentes. Lo que no se podía hacer desde adentro, los autoconvocados lo hicieron desde fuera. Función que por sí sola justifica su existencia que bien puede caricaturizarse parafraseando a Sócrates como “ser un tábano en la conciencia agraria”.

¿QUÉ SON? ¿QUÉ DEBEN SER?

Someterlos a las generales de la ley de las estructuras llamadas orgánicas es pretender encuadrar la realidad en viejos paradigmas. La gente ha encontrado infinitos medios de perseguir sus objetivos, de vincularse, sin una personería jurídica (y sin que esto signifique menospreciar a quienes así lo hacen…). Desde las tribus urbanas, hasta los simpatizantes no afiliados de un partido, las comunidades de Face, los blogueros (que tan importante fueron para el renacimiento de los Kirchner), los grupos de presión y los defensores de innumerables causas.

¿Por qué no forman una quinta entidad o pasan a ser parte de las que hay? Porque dejarían de ser autoconvocados. Perderían su esencia: un espíritu que se nutre de Alberdi (a quien reivindican) y que rechaza el modelo social fascista (que lo reemplazó) según el cual los derechos individuales (entre otros el derecho a la propiedad privada y al libre intercambio voluntario y pacífico entre seres humanos) deben ceder a la puja entre corporaciones gremiales empresariales y obreras que dirimen conflictos con el arbitrio del Estado.

El autoconvocado reclama por su “derecho individual”, y quiere que este sea reconocido, sin otra membresía que la de ciudadano o persona. No pretende una cámara que lo legitime en su demanda. Es más, le repugna la idea. No desconoce la importancia estratégica de agremiarse (y algunos lo hacen), pero resiste sentirse condenado a ello. Rehúsa pensar que sus derechos individuales siempre deben devenir sociales, cuando no mayoritarios, para conservar su status de derecho inalienable. No quiere reemplazar el con-trato voluntario entre individuos por el convenio colectivo coercitivo, el mercado por el estado, ni el ser individual por el gremio. Aunque deba pagar el precio de una presunta menor eficacia y contundencia en lo inmediato.

No renuncia a los derechos que le corresponden como persona por no pertenecer a una “persona jurídica cuya existencia y derechos define el estado (el gremio o la cámara)”; sin negar por otro lado las ventajas y el derecho de hacerlo, quien quisiera, en nombre de la libertad de asociarse con fines útiles, como de hecho muchos autoconvocados lo hacen (sin dejar de considerarse autoconvocados y participar de sus foros).

Lo paradójico es que sin este andamiaje jurídico han mostrado una disciplina y una unidad de propósito envidiables y en muchos casos superior: nunca cayeron en la tentación de puentear a la Mesa de Enlace prestándose a los señuelos que ofrecía el gobierno, definieron sus comunicados por consenso, mediante internet, en Asambleas Regionales o alguna de las cuatro Asambleas Nacionales y jamás se movieron de su manifiesto: El Manifiesto de Salto.[3]

Para quien lo quiera ver: “la base de los 13 puntos de política agropecuaria del PRO”[8].

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[1] El gobierno electo ha prometido eliminación de todas las retenciones a cero y en soja, 5% por año hasta su eliminación total. Lo que es considerado por los autoconvocados en línea con su Manifiesto.

[2] Nobleza Obliga, no toda la dirigencia se comportó de esa manera esa tarde en la legislatura provincial. Hugo Biolcatti, Presidente de la SRA, por ejemplo, se trepó a un saliente de la pared a menos de un metro de una nutrida y agresiva patota de la Cámpora dándoles la espalda y desde allí arengó a los productores a continuar la lucha.

[3] www.manifiestodesalto.blogspot.com.ar

[4] Este fue el mandato unánime de la Asamblea de Pehuajó en el 2013, ratificada por una posterior Asamblea en Azul donde de manera unánime, sin mociones en contra, la totalidad de los productores resolvieron: “Seguir unidos y que las entidades no se presten al deseo del gobierno de dividir la Mesa de Enlace negociando por separado”.

[5] Nos referimos a la dirigencia de la Federación Agraria, que después de haber alentado el cierre de las exportaciones de carne en el 2005, hizo naufragar en el Congreso el proyecto de Buryaile y Casañas de eliminación/reducción de las retenciones insistiendo con la segmentación (que la mayoría de los productores rechaza por implicar la continuidad de las retenciones y los controles asfixiantes) para terminar en el paroxismo del despropósito rompiendo la Mesa de Enlace al final de la lucha, en momentos en que más se los necesitaba, cuando titilaba una luz de esperanza al final del túnel, pactando con los verdugos del agro y aplaudiendo al candidato oficialista. Peor aún, prestándose a las operaciones anti agro de Página 12, manchando la gesta del 2008, declarando que la rebelión agraria tenía por propósito tumbar al gobierno y acusando a sus compañeros de lucha con el gastado epíteto comodín de “neoliberales”. Increíble.

[6] La Mesa Agropecuaria surgió en el Congreso a instancias del Dip. Cristian Gribaudo como alternativa a la comisión de agricultura controlada por el oficialismo que negaba toda posibilidad de debate. Allí intercambiaban pareceres, más no se podía hacer, agrodiputados y productores. Con la elección del 2009 la oposición, con el liderazgo del Dip. Ricardo Buryaile, pudo controlar la comisión de agricultura. Nuevamente en minoría después del 2011 la Dip. Cornelia Schmidtlierman retomó esta función de acercar diputados opositores y productores.

[7] En aquella oportunidad el gobierno, por medio de Moreno presionó a varias entidades cooperativas con distintos mecanismos (promesa de ayudas económicas, amenazas de facilitar o entorpecer exportaciones, etc.) para colocar al frente de Coninagro a un incondicional. El principal candidato era el dirigente de Fecovita (Federación Cooperativa Vitivinícola), el ultrakirchnerista Eduardo Sancho.

[8] www.gabrielvenica.blogspot.com.ar. Ver: La propuesta agropecuaria del PRO.

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