Por Luis Américo Illuminati.-

La festividad de Cristo Rey fue instituida en 1925 por el Papa Pío XI a través de la Enciclíca «Quas primas», un eco de su anterior «Ubi arcano» como fórmula cifrada en «La paz de Cristo en el Reino de Cristo». En la primera de ellas, magistral por su doctrina, se trasluce la angustia paternal de Pio XI al ver al mundo de aquella época cerrar los ojos a la luz y despeñarse cada vez más en la ruina. «Ubi arcano» es un toque de alarma o un gemido -al decir de un gran jesuita español- «de un corazón de padre, que debiera herir y despertar el corazón de los dormidos». Es de Pio XI también la Encíclica «Divini Redentoris» donde condena el comunismo «como una doctrina intrínsecanente perversa». Tiempo después se desató la II Guerra Mundial, como una continuación de la terrible conflagración anterior que comenzó en 1914 y concluyó cuatro años después. ¿Aprendió algo la Humanidad después de dos grandes guerras mundiales? ¿Halló alguna fórmula de paz como postulaba Kant en su ensayo «Sobre la paz perpetua» y Pío XI con la paz de Cristo Rey? Hace 59 años la Humanidad estuvo a un paso de la III Guerra Mundial. ¿Por qué? Porque en octubre del año 1962 la entonces nefasta U.R.S.S. -Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas- instaló en la isla de Cuba una plataforma misilística en acuerdo con Fidel Castro, lo cual desató la firme protesta y oposición del presidente norteamericano John Fitzgerald Kennedy. «13 Días» es una película que refleja fielmente la angustia que pasó la Humanidad en esos días. El actor Kevin Costner trabajó en dicha película interpretando el papel de uno de los principales asesores de Kennedy en la crisis de los misiles. Hoy -domingo 21 de noviembre de 2021- la Iglesia Católica conmemora «Cristo Rey» (fecha religiosa movible). Su celebración es para mí «un día muy especial», dado que yo hice mi Primera Comunión el 28 de octubre de 1962 -Día de Cristo Rey- en la Capilla del Colegio Emaús de los SS.CC., El Palomar. Ese mismo día Kennedy y Nikita Kruschev llegaron a un acuerdo que puso punto final a la crisis de los misiles en Cuba, incidente por el cual el mundo estuvo al borde de una terrible Guerra Nuclear entre EE.UU. y la Unión Soviética. Varios alumnos del colegio Emaús que nos preparábamos para hacer la Comunión, junto al Padre Luis Hengst – Director y fundador del colegio-, rezamos mucho para que Dios salvara el mundo de una conflagración mundial sin precedentes. Vimos sobrevolar ese día una bandada de golondrinas sobre la cúpula de la Capilla en el momento de la Eucaristía. Y parece que Dios le dio una nueva oportunidad al mundo, a la Humanidad, porque todo terminó bien. Y así quizá «Armagedón» se suspendió y postergó -condicionalmente- y ocurra en un futuro sombríamente impredecible si desgraciadamente la Humanidad continúa por el mismo camino de locura. Pero por las graves convulsiones que hoy vemos que suceden en Medio Oriente y en otras partes del mundo, parece que, por ahora, la Humanidad como en un teatro, asiste a un interludio o intermezzo de la ópera referente al drama recurrente de la Historia.

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