Por Máximo Luppino.-

En poco más de un mes de ejercicio en el gobierno, las acciones del presidente Alberto Fernández fueron minuciosamente analizadas y sopesadas renglón por renglón. Hasta el popular y simpático Dylan, la persona no humana miembro de la familia presidencial, fue motivo de los más diversos e imaginativos comentarios.

Esta actitud de profunda observación del gobierno de Alberto, por la población toda, era de esperarse y su origen se encuentra en la profunda inquietud emocional social imperante teniendo en cuenta la gravísima crisis en que dejó a la Nación el gobierno de Mauricio Macri, para muchos el peor gobierno de la democracia Argentina.

Si bien un mes de gestión es insuficiente para describir un profundo diagnóstico político, sí podemos afirmar que “las peores profecías” difundidas por los devotos del liberal mercado y los “anti” de siempre no sucedieron. Todo lo contrario, Fernández en pocos días dibujó una media sonrisa contenida en los rostros más sufridos de la República. La atención de los hermanos con hambre es motivo de ocupación de los más altos funcionarios de la Nación y de la provincia de Buenos Aires. El dolor de los que menos tienen se encuentra en verdad presente en la agenda presidencial. En poco más de 30 días Alberto aplicó un drástico y firme viraje en la acción gubernamental. Los seres humanos son considerados mucho más que una desalmada estadista en un programa informático. El hambre comenzó a ser combatida como lo que es: El enemigo más cruel de un país con valores humanistas y cristianos.

Macri miraba hacia el norte del continente Americano, de rodillas con devoción temerosa y resignada por los dueños del látigo con que el imperio flagela pueblos en todo el planeta. El Frente de Todos se anima a mirar de igual a igual al matón más prepotente del globo. Es que el Peronismo nació con la sublime impronta de una Nación de verdad y no como un vulgar y deprimente país satélite de los opresores de turno. ¡Somos Argentina, una Nación de indómitos criollos!

¡Con respetuoso orgullo sentimos que el peronismo está presente! Claro que falta todo por hacer. Un mes, sólo fue un golpe de timón en la dirección correcta. No hay doble comando ni monjes negros en la corte de la Rosada. Sí, claro, hay disidencias y una pluralidad de opiniones y criterios propios de hombres libres viviendo en democracia.

Están los hijos de las sombras anímicas, los cipayos de siempre, los que su sueño más excelso es limpiar las botas de los que los pisan. Miserables crónicos, “refutadores de leyendas”, merodeadores furtivos de ideales que no se animan a sentir por suma ignorancia con una abundante dosis de cobardía, a ellos hay que ayudarlos a sentir el espíritu indomable y soberano de nuestro sagrado pabellón nacional.

Lo que está en juego no es el futuro político de Alberto Fernández, lo que ponemos en valor es el futuro de la patria, el bienestar de más de 40 millones de argentinos y de todos los mortales que deseen con honestidad vivir bajo el suelo da la República.

¡Las personas somos dulces almas inmortales pasajeras en la sublime gloria inmensa de nuestra amada Argentina!

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