Por Alfredo Nobre Leite.-

Señor Director:

El alma de la Nación (los 44 millones de argentinos) está triste y pena por el destino aciago de las vidas de los 44 tripulantes del submarino ARA San Juan que estaría hundido a 430 kilómetros de la costa en el Golfo de San Jorge, que partió de Ushuaia el lunes 13 del actual, y que el miércoles 15 tuvo una «anomalía hidroacústica», técnicamente se trataría de una «implosión», en su derrotero a Mar del Plata. Ante los comentarios improcedentes y vocingleros de algunos periodistas de canales de TV, que estarían diciendo que la Armada Argentina mintió sobre los sucesos, es pertinente que sepan que los marinos -caballeros del mar- no mienten. Lamentablemente, la Argentina carece de la tecnología de última generación para detectar el lugar del navío y elevarlo para saber el motivo de la falla, las potencias submarinistas internacionales nos están prestando una ayuda invalorable, que agradecemos.

Es procedente para los voceros imprudentes que tratan de sacar algún provecho con ciertas «premisas», consignar que lo sucedido no es más que consecuencia de la destrucción de las Fuerzas Armadas llevada a cabo desde 1983, que las desmoralizaron, les quitaron presupuesto -sus sistemas de armas con vetustos y obsoletos- y su razón de ser -las hipótesis de conflicto-, Instituciones de la Nación, que nacieron con la Patria el 25 de mayo de 1810, para la defensa del patrimonio nacional, el extenso territorio fértil, agua, minerales, gas, petróleo, una población ilustrada -venida a menos en los últimos tiempos-, y como palancas de apoyo para nuestra política exterior, decaída con el kirchnerismo, que hacía política exterior para consumo interno, craso error.

La persecución y desmoralización de las FF.AA., empezaron con el decreto 158/83 del gobierno del ex presidente Raúl R. Alfonsín que prejuzgó y las juzgó por una «comisión especial», les sacó de sus jueces naturales, y por leyes posteriores a los hechos de la causa. «…en el decreto 158/83 es vulneró el principio de división de poderes y el sistema republicano de gobierno. Se violó el derecho de defensa y la garantía del juez natural, así como el principio de irretroactividad de la ley penal y el precepto que exige que todo proceso se funde en ley anterior a los hechos de la causa. Se dejó cesantes al Fiscal y a todos los jueces de la Cámara Federal de Buenos Aires y se nombró otros que homologaron el designio de condena exteriorizado en el decreto 158/83» (1)

Recordemos que la Argentina (como todas las naciones latinoamericanas, fue atacada por la ex Unión Soviética, a través de su peón de bregas, Fidel Castro, que adoctrinó y preparó tácticamente a las organizaciones subversivas/terroristas -Montoneros, ERP, FAP, FAR-, que asolaron nuestro país cometiendo entre 1969 y 1979 21.655 atentados terroristas y asesinando a 1.160 víctimas inocentes a traición, y cuyas consecuencias seguimos pagando, pues los miembros de las Fuerzas legales -FF.AA., de Seguridad y Policiales- que arriesgaron sus vidas librándonos de ser una nueva Cuba, Nicaragua, padecen prisión perpetua y persecución judicial 2.400 «presos políticos argentinos» hasta en la actualidad, por sedicentes delitos de lesa humanidad, mediante procesos y juicios amañados e inconstitucionales, pues el Estatuto de Roma, que estableció la figura de lesa humanidad, estipula su aplicación a posteriori y no a priori de su ratificación, como también la Convención sobre Imprescriptibilidad de Penas de Delitos de Lesa Humanidad, fue ratificada por el Congreso, mediante la ley 24.584 del 1-11-1995, y, por ende, no aplicable a los hechos de la década del ’70 del siglo pasado.

Prosigue la persecución judicial en la actualidad, y ancianos mayores de 90 años siguen padeciendo prisiones perpetuas, es decir condenados a muerte, prohibida por el Quinto Mandamiento y el artículo 18 de la Constitución Nacional, vegetando y muriéndose de inanición y sin atención médica, y unos 440 «presos políticos argentinos» han muerto en las mazmorras de Marcos Paz, Ezeiza y presidios del Interior, mientras a peligrosos delincuentes, asesinos, pervertidos y violadores les conceden prisión domiciliaria al cumplir los 70 años.

Recordemos que a instancias de las diputadas Elisa Carrió y Margarita Stolbizer, que son abogadas y, por ende, saben que en el Estado de Derecho no existe la «anulación» de leyes, en el año 2003 el Congreso «anuló» (una aberración jurídica) las leyes de Punto Final y Obediencia Debida juzgar a los miembros de las fuerzas legales por segunda vez, leyes que no existían por haber sido derogadas por el Congreso el 24-3-1998, violando los principios de «cosa juzgada» y la «igualdad ante la ley», pues no se abrieron las causas por los crímenes cometidos por los Firmenich, Bonasso, Vaca Narvaja, Perdía, Verbitsky… que gozan de canonjías, habiendo sido amnistiados, indultados e indultados con recursos públicos.

El ex presidente Carlos Menem con la inestimable «colaboración» del inefable general Martín Balza, pues a las FF.AA. se les quitó presupuesto destruyéndolas, amén de las hipótesis de conflicto para la defensa de nuestros intereses, desarticulando todo lo estudiado y planificado en Defensa, dejándolas sin poder disuasivo (únicamente pueden actuar como gendarmes, mercenarios o cipayos de fuerzas internacionales), dejaron a la Patagonia -un territorio vital y despoblado- desguarnecida, con el agravante que nuestro ambicioso vecino… (ahora son los mapuches, que pretenden un «territorio sagrado» comprendiendo las provincias de Neuquén, Río Negro y Chubut, téngase en cuenta que son chilenos), no reniegan de sus planes y las potencias ven en ella un reservorio de recursos y riquezas (tierra fértil, abundante agua, gas, petróleo, minerales…).

Luego, en lo atinente a Defensa la situación actual es pésima, pues el brazo armado de la Nación está desarmado -valga el pleonasmo-, desarticulado y desmoralizado, ya que el ex presidente Néstor Kirchner emulando a sus antecesores el 28 de mayo de 2003 completó la acción destructiva descabezando al Ejército (siguió con las demás FF.AA. de Seguridad y Policiales), provocando el anómalo recambio de su titular, el general Ricardo Brinzoni, que lamentó «la intriga política sobre los cuarteles parece regresar después de 20 años» por el retiro de 27 generales: todos ellos para acomodar a un ignoto e inexperto general Roberto Bendini (aliás «Banquito»), allegado al patrón de estancia. El proceder de Kirchner implicó falta de visión estratégica, desconocimiento y desinterés por la defensa y la seguridad nacionales o lisa y llanamente el inicio de un nefando y nefasto plan de completar la destrucción de las instituciones armadas legales -poco le faltó-, reemplazándolas por milicias marxistas, emulando a su «consejero espiritual», el fallecido «demócrata» venezolano Hugo Chávez (para hacer negocios «non sanctos»).

Atinente a la Armada Argentina, recordemos que el 22 de enero de 2013, se fue a pique el buque amarrado en la Base Naval de Puerto Belgrano, el destructor, clase 42, «Santísima Trinidad», buque insignia de la recuperación de nuestras islas Malvinas. Por carecer la Armada de recursos para el mantenimiento de la flota de guerra -y menos de un buque que esta fuera de servicio desde 2004- y falto de repuestos. Era notorio -y lo sigue siendo- que para que salga a navegar una nave toma partes prestadas de otros barcos, como algún radar, bombas de combustibles o un equipo de comunicación. Y al «Santísima Trinidad», paulatinamente le fueron quitando piezas como repuestos para su gemelo el «Hércules», que seguía en actividad, por el embargo de Gran Bretaña tras la Guerra de Malvinas, quedando prácticamente con el casco vacío y su estructura. Prueba de lo dicho, es lo sucedido con la corbeta ARA Espora que luego de un ejercicio naval en Sudáfrica, tuvo que permanecer varado en ese país, desde el 10 de octubre de 2012 (regresando en enero de 2013), por averías en tres de sus generadores de electricidad, cuando se aprestaba a regresar a Buenos Aires. El arreglo del barco -estimado en 450.000 dólares- había motivado la prolongada demora, a raíz de una deuda por el gobierno argentino con la empresa alemana MTU, que tenía a su cargo la reparación de las seis corbetas de la Marina.

Voces oficiosas, comentan que el presidente Mauricio Macri ya tiene en su escritorio un listado de miembros del comando de la Armada a removerse, empezando por el almirante Marcelo Srur, su Estado Mayor, como también el nombre del ministro de Defensa, Oscar Aguad. Es recomendable la prudencia y no descabezar precipitadamente a la Armada Argentina, teniendo en cuenta la falta de presupuesto, que hace que la Flota de Guerra navegue cada vez menos, no permitiendo que los oficiales puedan mantener su capacidad para dirigir las naves de alta complejidad.

No perdamos la esperanza por la salvación de las vidas de los 44 héroes del ARA San Juan, y que con la tecnología de última generación lo puedan encontrar, y con vida, roguemos a Dios (ayer 23, asistí a una Misa Réquiem, pidiendo a Dios por el sufragio de sus almas, de los muertos en el Crucero General Belgrano y por todos los caídos durante y después de la Guerra de Malvinas).

1) Del libro «Historia Política y Constitucional Argentina» (1776-1989), por Ambrosio Romero Carranza, Alberto Rodríguez Varela, Eduardo Ventura, Círculo Militar, 1992, p. 456.

Con cordiales saludos.

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