Por Oscar Edgardo García.-

La historia de las últimas décadas nos permite asemejar la situación actual del país a un castillo de naipes.

Su economía tuvo en determinados momentos muy buenas cartas en la baraja pero como los gobernantes no las jugaron debidamente en las partidas los resultados terminaron siendo adversos para el país.

La globalización genera permanentemente un universo de naciones con cambiantes interdependencias y con libertades individuales condicionadas en materia financiera y económica.

Nuestra patria no es ajena a ese contexto y convive necesariamente en el mismo pero además está embestido por un monstruo llamado populismo por el que su castillo de naipes sufre un embate propio de un huracán amenazando con pulverizar lo poco que le va quedando.

¿Qué podemos hacer ante un castillo de naipes que está a punto de desmoronarse?

Sin perder la perspectiva de la estrategia de la jugada podemos rendirnos dejándonos llevar por la inercia o podemos luchar apostando a salir triunfantes de la situación azarosa que nos toca enfrentar.

Las cartas ya están dadas. El pueblo argentino, y especialmente su clase política, sin distinción de ideales y clases sociales debería reaccionar y darse cuenta de que esas cartas tienen que ser jugadas finalmente de tal manera como para que el castillo continúe en pie, sin derrumbarse y con acciones responsables que consoliden eficazmente su estructura futura definitivamente.

La frase del magistral William Shakespeare es una verdad absoluta: «El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos».

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