Por Carlos Belgrano.-

Amigos:

Estas propagandas televisivas de las PASO nos están permitiendo observar las caripelas de todos los aspirantes a renovar las porquerizas asentadas en ese muladar que se conoce como Parlamento.

Es bastante más útil de lo que a primera vista aparenta, porque cuando la opinión pública se pregunta por la identidad de los legisladores menos conocidos, que trabajan pura y exclusivamente de levanta manos y receptores de sobres, tan sólo para bajar o no al recinto, bueno, ahora los podemos apreciar bastante bien.

Y lo más trascendente es que podemos ver en perspectiva lo poco o nada que treinta y cuatro años de fraternidad y libertinaje hicieron de esta republiqueta bananera sin bananos, desde que a las mayorías les han inoculado que de tanto votar, la democracia se fortalece y perfecciona.

Desde diciembre de 1983 permanecemos a la deriva y prisioneros de un mogoloide sistema que nos ha obsequiado al baqueano de pejerreyes de la Laguna de Chascomús, al hijo de un buhonero y vendedor de peinetas riojano, a un parkinsoniano, a un ex bañero de piscinas, a dos asaltantes y ejecutores de los deudores de la Circular 1050 y, por último, al dilecto heredero legítimo de la Patria Contratista.

No en vano son nuestras cavilaciones, sembradas afanosamente por toda esta turbamulta de inadaptados que se alzaron con el inagotable pero ya menguado botín de una indefensa

República, a quien nadie defendió en estas tres largas décadas de abominaciones.

Podrán existir múltiples explicaciones sociológicas, incluso más enciclopedistas y académicas que justifiquen con más excelsos conceptos y teorías que nos puedan llevar a explicar a qué ha obedecido un escenario tan vulgar en tantas sucesiones presidenciales, pero ésa es tarea de otros más preparados y aptos que este redactor.

Lo que no obsta para que pueda esbozar estas líneas con bastante convicción, apenas por el enorme dolor y congoja que me produce percibir tanta y prolongada indolencia colectiva.

A veces, no siempre, me interrogo sobre cómo esta sociedad de muertos vivientes acepta, y de muy buen talante, que en vez de chimeneas fabriles, las únicas que se han multiplicado han sido las villas de emergencia que nos son recipientes y refugios de pobreza extrema, sino de la expansión del narcotráfico y escuelas del delito urbano.

Es muy comprensible metabolizar lo que acontece en el resto de América Latina, con ex presidentes presos y condenados y otros como el colectivero Maduro, que se debate por escapar sin estar seguro de dónde podrá recalar a salvo de una repatriación forzosa, ya que, según mis informes, Raúl Castro le ha dado la espalda, para no deteriorar más aún sus relaciones interruptas con Trump.

Y de uno mexicano que, además de bígamo, es un nuevo agente de los innumerables carteles, como todos sus predecesores, desde los tiempos del último de sus olvidados patriotas -Victoriano Huerta- quien falleció en el exilio, procurando sin éxito que su país ingresara en una contienda bélica abierta con EEUU, para recuperar todas sus posesiones territoriales, perdidas a partir de un amoral como López de Santa Ana.

Porque, al fin de cuentas, nuestros vecinos. a excepción de chilenos y uruguayos, son un conjunto de pueblos con predominio mestizo e indigenista.

Y no es difícil suponer lo que las razas inferiores hicieron, hacen y harán con el poder.

Pero nosotros, todavía con algo de predominio caucásico, si bien in expansivo, pudimos haber sorteado este destino rumboso que nos lego una corona rancia y decadente como la española con sus leyes, más propias del medioevo, contagiándonos de ese predominio católico, impuesto a un protestantismo, mucho más evolucionado, no idólatra y sin los escándalos de la pedofilia clerical que ya nos ha dejado de asombrar.

Hasta el 2015, tuvimos enquistada por mas de una década, pues una simple mafia que tomo en su beneficio, todo cuanto pudo robar.

Pero con la concupiscencia necesaria de otra que ahora gobierna y que arteramente preconiza ser el antimodelo K, lo que es una mera patraña.

Y en ello radica esta trampa de cristal en la que estamos hundidos y de la que muy difícilmente podamos eyectarnos.

Este mero relato, casuístico y quizás farragoso e indigesto como los es, sólo es la consecuencia…

CUANDO SOBRAN LAS PALABRAS Y NO HAY LIDERES.

Cordialmente,

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