Por Ariadna Cerrano.-

Sr. Director:

Niños fallecidos por desnutrición y manipulación de estadísticas (2015)

“Amada Cristina, Piedad”, leía un cartel escrito a mano para dar voz a un niño chaqueño (norte argentino) que sufría desnutrición crónica.

Néstor, su protagonista, falleció a principios de este año con 8 años y apenas 20 kilos de peso. Tras su muerte, el jefe de ministros de la Argentina Jorge Capitanich, gobernador del Chaco hasta 2013, aseguró que se trató de un caso aislado, en palabras que fueron muy repudiadas por distintos sectores de la opinión pública.

La semana pasada trascendió que en la provincia de Salta fallecieron en los últimos meses cuatro niños por causas asociadas a la desnutrición.

En una entrevista con el periódico El Tribuno, de esa provincia, el presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, se refirió al tema con preocupación y dolor: “Son situaciones que nos muestran una realidad muy dura que se repite en varios lugares del país. Esto a veces toma estado público y otras queda en lo oculto de una zona, o parecieran muertes por alguna enfermedad, pero siempre vinculadas a la pobreza o a no tener la alimentación adecuada”.

Sr. Director: La prensa se hace cargo de publicar que dos de cada 10 niños norteños consumen menos de cuatro comidas diarias, por ende la patentada desnutrición argentina afecta a l46 millones de niños y es la causa de la muerte de 5,6% de los olvidados de siempre. Nadie llega a esos parajes distantes de las ciudades. La vida para estos ciudadanos argentinos motiva las lágrimas de la impotencia.

La reseña que, a muchos políticos le parecerá “obsoleta” es para motivarles la “conciencia” ante tanto despilfarro titulado “Las PASO” que le permite recaudar, del ejecutivo, alrededor de $ 81 millones para las elecciones del 13 de agosto próximo. y la desfachatez de presentarse en la deplorable carrera que han emprendido para beneficios personales. Sería apropiado que, algunos de los postulantes nos indique; ¿cuántos niños podría alimentar esa absurda suma electoralista? ¡Muchas gracias!

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