La nota “Mujeres exitosas: vidas paralelas” de mi autoría, publicada este jueves 21 en el Informador Público, mereció un solo comentario de una persona anónima que escribió: “Y si pensamos un poco más”. Y no agrega más nada. Tal comentario no me molesta en absoluto, pues todo el que escribe está expuesto a la crítica. Pero “la crítica debe tener algún tipo de fundamento que la sostenga”, diría Heidegger; pero de ningún modo ser tan desprovista, tan desnuda como para largar una frase al azar y nada menos que sobre “el pensar”. Creo en mi nota haber sido breve y conciso. La brevedad es una gentileza de quien escribe para quien lo lea. Y si dicha persona -lector- hubiera captado mi mensaje se habría dado cuenta que la ironía es una forma del pensamiento para inducir a la reflexión. Al final de la nota yo escribí: “En el reino de Disneylandia (Jean Baudrillard) hay suficiente electorado para votar a la novia del Pato Donald”. Cito a dicho filósofo -entre paréntesis- como una sugerencia o invitación al lector para que busque (si es que ya lo sabe) la relación o paralelismo que hay entre el público y electorado argentino y la ciudad de Disneylandia, conforme Baudrillard que lo ecolica magistralmente en su libro “Cultura y Simulacro”, respecto de los norteamericanos, pero bien se puede aplicar a nuestra propia fábula o país de fantasía y simulacro que ha construido el kirchnerismo, la argenta Disneylandia. Dice dicho autor: “Disneylandia muestra que lo real y lo imaginario perecen de la misma muerte. A una realidad diáfana responde una imaginación exangüe”. (ibidem), que es la misma situación del relato “K”, lo que a modo de conclusión enlaza desde el punto de vista de la antropología social y la psiquiatría forense y con lo que dijo Santiago Kovladoff: “Hay un peronismo senil en su concepción de la sociedad” (Canal LN+, invitado por Pablo Rossi en la víspera). Pues Cristina y sus corifeos y acólitos insisten hasta la náusea con un paternalismo estatal totalmente inviable y anacrónico -los subsidios en reemplazo del trabajo- lo que equivale en esta época, pleno Siglo 21, a descartar los relojes y utilizar en su lugar relojes de arena.

Luis Illuminati

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