Por Alba Cuozzo.-

Sr. Director:

«El Polaquito»: un adolescente de 12 años con diploma de delincuente y asesino. El periodismo lanza la terrible y obscena noticia. La difunde y la analizan. Se pasan horas opinando y tal vez aconsejando alguna efímera solución. Estamos en carrera donde los políticos y los que no lo son, se alinean pidiendo el voto de la ciudadanía. No hay propuestas, sólo criticas bochornosas y repetidas hasta el cansancio contra su opositor.

En ese contexto, no se vislumbra ninguna hendija que reflecte un hilo de luz en solucionar algo tan terrible. En los medios televisivos vimos un niño abandonado, vanagloriándose de sus delitos y su apariencia hasta parecía aburrida. Seguramente escarbaba en su mente que acción determinaría so aparente aburrimiento.

Los asesinatos de ciudadanos inocentes: abuelos; padres de familia o niños que enlutan diariamente muchos hogares, parecería que es un argumento que no está en ninguna agenda de la tropilla «partidaria». Estos sujetos del Congreso, muy bien pagados y muchos con aire de reyes deberían haber empapelado el recinto con leyes apropiadas que solucionen lo que nos abochorna a todos los argentinos.

Me pregunto: ¿qué pasaría si El Polaquito apunta su arma «indebidamente» arruinándole la vida a alguien -conocido- en un hecho que no debió haber sucedido «jamás»? Lo demás lo dejo a la imaginación de los que deben tomar medidas urgentes, efectivas y ejemplificadoras.

Una sugerencia: abran los cuarteles y enseñen a estas bandas descarriadas una profesión. No hay otra alternativa.

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