Por Máximo Luppino.-

¡La VIDA trasciende siempre a la muerte!

El coronavirus con su prolongada cuarentena tiende a paralizarnos, a congelarnos, a hacernos sentir presa del miedo y los contagios. Este estado anímico es tan funesto como el virus mismo.

Entusiasmo es un concepto poderosamente liberador, es una palabra que es bandera de lucha y superación. Entusiasmo deriva del griego y significa “Tener a Dios dentro de sí” o “soplo interior de Dios”.

Actúa, acciona, construye y crea siempre con pujanza honrando la infinita vida que nos contiene. El arte sin el BIEN como horizonte supremo no es bella maestría, es una vulgaridad mancillada por un Ego apenado.

En estos tiempos de pandemia y cuarentena, de busca de vacunas y antídotos que le permitan a la humanidad hacer frente al lúgubre COVID-19, debemos recurrir a nuestra fuerza interior, a nuestra esencia de seres espirituales llamados a conquistar el infinito cosmos de la felicidad total.

Existe mucho más por descubrir que lo ya descubierto. Actuemos como pioneros del universo insondable que nos llama a vivir en su realidad sublime.

La alegría genera antídotos poderosos contra la depresión que pretende guiarnos a los pantanos del estancamiento. Pensar en los semejantes implica sentir la vida en términos de libertad y dicha universal. Todo lo maravilloso acude a nosotros si le permitimos a la belleza del compartir ingresar en nuestro corazón.

El coronavirus amenaza al mundo con un inesperado y cruel rebrote. Parece golpear fuertemente sobre la ya lastimada población del planeta. Mientras esta inusitada pandemia continua vigente, otra amenaza monstruosa se insinúa en el futuro próximo. Según científicos chinos, en ese país-continente, aflora otro virus tan letal como el COVID-19. Lo denominan el G4. Proviene de la carne de los cerdos y se propaga en primera instancia por su consumo. Luego, expendería su presencia, al igual que el coronavirus, el aire que respiramos. La realidad parece obstinarse en darles fundamentales rezones y argumentos a los vegetarianos y veganos en su lucha por no sacrificar animales para el consumo humano. “Dime lo que comes, te diré quién eres” sostienen los devotos protectores de los inocentes animales.

Sin dudas alimentación, depredación del medio ambiente, conductas egoístas para con el planeta y nuestros semejantes están produciendo consecuencias nefastas. Es hora de reconsiderar nuestras conductas. La ley de Causa y Efecto jamás deja de imperar. Conductas destructivas generan consecuencias oscuras.

Si izamos en nuestras vidas la bandera del entusiasmo por lo correcto, por lo fraternal y desinteresado, estaremos sembrando nuevos frutos dulces para el devenir de la humanidad. Todo comienza por un paso en la dirección correcta. Los pueblos aman la libertad. Para ser libres debemos poseer una ética solidaria, sin amor al prójimo no hay dicha posible.

Creemos en la verdad, hermana de la belleza hija de la rectitud de acción, que deriva del pensamiento límpido y sincero.

“Piensa bien, seguro actuarás correctamente”.

¡La luz del entusiasmo por la vida iluminará las oscuras cavernas de los virus maléficos! Las ganas de vivir ofician como medicamentos del ALMA. Cuando el ánimo es excelso el cuerpo sana rápidamente.

Coloca entusiasmo resuelto en tus horas de vida, así tus días estarán llenos de la luz de la felicidad.

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