Por Otto Schmucler.-
Se ha hecho carne entre los políticos la costumbre de denostar lo hecho mal o no hecho en gestiones anteriores con la sola intención de convencer al ciudadano de cuán malos han sido los otros, a diferencia de nosotros. Y eso produce desánimo en la gente, amén de ensanchar los márgenes de la grieta que nos divide.
El Presidente, merced a una inteligente actitud, tomó decisiones acertadas ante la amenaza del Coronavirus (consultando a sanitaristas e infectólogos) evitando con ello muchas muertes y haciendo crecer su imagen positiva en porcentajes nunca registrados en nuestro país.
Todo se encaminaba hacia el encuentro del líder que toda nación necesita para ser conducida. Todo ello sucedía hasta que el diablo metió la cola y en ese coletazo introdujo en la boca de Alberto palabras innecesarias, imprudentes e inconducentes al quejarse por la no disponibilidad de hospitales que su vice inauguró varias veces y nunca terminó, como tampoco la ex gobernadora (a quien iban dirigidos sus dardos).
¿Eran necesarias esas manifestaciones cuando la ciudadanía pide cerrar la grieta que nos divide? ¿A quién benefició su velada denuncia?
¿O es que alguien esconde detrás del diablo aviesas intenciones?
14/05/2020 a las 11:20 PM
La contestación a su pregunta se contesta claramente con los hechos aunque ellos se escondan «entre líneas «
15/05/2020 a las 8:31 AM
¿¿Y que quiere que hagan, Don Otto.., ¡¡si no tienen capacidad ni Valores.., más que para hacer eso!!…??
Guille
15/05/2020 a las 2:21 PM
Permítame sumar una reflexión respecto de sus comentarios. Estimo que el primer gran error en una sociedad de seres libres, inteligentes, pensantes, activos y productivos, es la patógena creencia de origen socialista de “necesitar un líder que nos conduzca”. En nuestro liberal Reglamento Constitucional el presidente de la subsidiaria institución Administrativa (Ejecutivo), es un empleado a sueldo con carácter de Mandatario al que nosotros, el Pueblo Soberano y Mandante, le delegamos atribuciones limitadas para que ejecute las tareas que le hemos encomendado. El resultado está a la vista, estamos enfrentados a una deriva autoritaria de nuestros empleados mandatarios que se van arrogando y adueñando de indebidos poderes que generan fanatismos tras los cuales tontamente el pueblo, torpemente distraído, deja de ver las nefastas consecuencias de los gobiernos totalitarios que se instalan con afán de perpetuidad.
Con respecto al manejo de la pandemia que preocupa al mundo entero, las decisiones tomadas por el mandatario argentino, con el asesoramiento de especialistas en el tema sanitario, que tanto le han hecho crecer en imagen, debe analizarse con un poco más de atención puesto que la anticipada cuarentena, cuando el crecimiento de infectados era mínimo, produjo un efecto negativo en cuanto a la tolerancia al encierro y a las consecuencias económicas, teniendo como resultado que quedamos malparados ante este momento de hoy donde –ahora sí- son necesarias las mayores precauciones a tomarse.
El tiempo previo, que estimo algo dilapidado, debió dedicarse con rapidez y eficacia para equipar al país con los necesarios elementos para lograr un amplísimo testeo poblacional, contar con disposición masiva de barbijos, generar el debido y suficiente equipamiento para la atención de los infectados y –muy especialmente- adoptar las medidas sanitarias adecuadas en los espacios de concentración de personas más comprometidas, esto es, barrios carenciados y geriátricos (de cuyos descuidos está el pueblo sufriendo las consecuencias) y –punto clave- garantizar las condiciones apropiadas para el suministro de alimentos imponiendo las condiciones que eviten la multiplicación de contagios como resulta de los negocios de proveedores de comidas (restaurantes donde gente no testeada cocina para deliveries) y de los sacrificados chicos que realizan las entregas, convertidos (por la forma evidente en que operan) en transmisores directos de contagios por la forma en que ejecutan el reparto de las comidas, con escasas precauciones sanitarias, pasando de vecino a vecino y con ello transportando posibles virus en un símil de polinización.
Recién ahora estamos entrando en el pico de la pandemia, sin suficientes y debidos elementos sanitarios, con la multiplicación del desorden económico que, lejos de resolverse en un camino de recuperación, nos está conduciendo a una brutal caída del producido, a un enorme empobrecimiento social y a una ampliación de alto riesgo de la grieta cuando la verdadera causa que nuestras anteojeras no nos dejan ver, está en el sistema de gobierno instalado en nuestro país. Vamos camino a la ruina y a la servidumbre al servicio de alienados que satisfacen sus más dañinas obsesiones.
15/05/2020 a las 4:57 PM
¡¡CORRECTO!!
El enemigo N° 1 (que se puede nombrar) de nuestras desgracias.., es el VOTO OBLIGATORIO.
Guille
15/05/2020 a las 7:34 PM
Guille, aplaudo y le agrego ( aunque me van a caer directo a la yugular ) nadie debería votar si no tiene el secundario completo.