Por Alfredo Nobre Leite.-

Señor director:

Es inaceptable que al presidente Alberto Fernández, para quedar bien con su «mandamás» la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner, se le haya ocurrido la brillante idea de promover «la reforma del Poder Judicial», expresando que está «siendo laxo con las condenas de los genocidas» (¿?), al inaugurar el III Foro Mundial de Derechos Humanos» en el «Centro Cultural Kirchner», y como supuesto profesor de Derecho -siendo un simple asistente de cátedra-; es preocupante que inoportunamente se le haya ocurrido la brillante idea de meter sus manos en la Corte Suprema de Justicia de la Nación -que le está vedado-, que con sus pasos pone las cosas en su lugar, impidiendo que el supuesto «profesor» meta las manos en el Poder Judicial, que es contralor de los otros dos poderes -el Ejecutivo y Legislativo- en cuanto a la legitimidad de decretos y leyes.

Le recomiendo que repase nuestra sabia Constitución Nacional de 1853/1860, que no muerde, y le viene muy bien al kirchnerismo, que fenecerá con las elecciones presidenciales de octubre próximo para siempre, quedando como un pésimo recuerdo de sus desmanes constitucionales cometidos desde hace 23 años.

Con cordiales saludos.

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