Por Jorge Eduardo Acosta.-

LA COVID-19: su entorno sanitario y económico (Datos para evaluar y daños a contemplar).

¿SALUD o ECONOMÍA? Creo que el equilibrio aristotélico-tomista tiene la respuesta.

Hice llegar el 18 de abril de 2020, con título: LA ECONOMÍA, COVID-19, LA SITUACIÓN ACTUAL y ¡PERSPECTIVAS!

Como siempre, ruego recordar que mi punto de vista está íntimamente relacionado con mi situación de aislamiento, permanente, desde el año 1998; de más está decir que desde el 20 de marzo 2020, al aislamiento anterior se le ha sumado el aislamiento por la “EMERGENCIA SANITARIA”. (En algunos aspectos, la suma que mencioné producirá efectos que resultarán en multiplicaciones –en caso de poderlo llevar a valores números o de lo contrario conceptual– por más de dos o en potenciaciones y ello para arribar a las consecuencias que siempre serán negativas).

Reitero, con respecto de mi panfleto anterior, que una consecuencia muy gravosa de la “EMERGENCIA SANITARIA”, es la que proviene de colocar a todo el aparato de salud a disposición de la “PANDEMIA y solo PANDEMIA”.

Estoy preso –éramos 12 al 20/03/2020– en un pabellón del complejo N° I SPF “Ezeiza”, de máxima seguridad.

Dije que éramos 12, pues lamentablemente el 26/04/2020 falleció un camarada: Don Francisco GÓMEZ (q.e.p.d.) –e le había suspendido el seguimiento y preparación para una operación quirúrgica, la demora le producía intensos dolores, por cuanto la “EMERGENCIA SANITARIA” lo impidió.

Otro camarada, el día 05/05/2020 tuvo que ser internado extramuros –por urgencia irreversible ya que pese a intentos razonables por parte del SPF para controlar su enfermedad ello no fue posible, dada la baja categorización del efector del Complejo Penitenciario (hubo demoras provenientes de la “EMERGENCIA SANITARIA”, para evacuarlo y todavía sigue internado).

El promedio de edad de los que aquí estamos es de 75 años; yo tengo 79.

El 75% aproximadamente de los muertos por la COVID-19 (Daño central) corresponde a personas con edad promedio 72 años.

Los vectores de contagio correspondientes a nuestro entorno tienen mayores variables en el tiempo y mayores en cantidad que los de cualquier geriátrico, normalmente organizado.

Los once sobrevivientes estamos bajo tratamientos médicos que contemplan atenciones –hasta son mandatarias, en efectores especializados y/o de mayor complejidad en el cual nos encontramos (operaciones quirúrgicas, biopsias, controles cardiovasculares complejos, análisis por laboratorios especializados, odontología especializada, prácticas especiales, etc.) las que no se realizan por cuanto la “EMERGENCIA SANITARIA” no lo permite; hay tratamientos intramuros, tales como recuperación cardiovascular, kinesiología que tampoco se realizan.

De la Revista “Noticias” del 18/04/2020 obtuve datos –provenientes de una estimación estadística– de los fallecimientos previstos, sin considerar la amenaza COVID-19 para el período 01/01/2020 al 14/06/2020.

Las muertes previstas se clasificaron según las provenientes de enfermedades o conflictos, a saber:

  1. Cardiovascular; 2. Cáncer; 3. Enfermedades Respiratorias; 4. Lesiones; 5. Infecciones; 6. Diabetes; 7. Mortalidad Infantil; 8. Malformaciones; 9. Suicidios; 10. Homicidios; 11. Mentales; 12. Otros.

Desde el 01/01/2020 al 14/06/2020 podemos para la precisión que deriva de la utilizada según el método por el cual se confeccionó la tabla provista por la Revista “Noticias” – decir que por mes en Argentina se producen 62.100 muertes, fuera del “estado de excepción” atinente a la COVID-19 y plasmado por la “EMERGENCIA SANITARIA” más las condiciones resultantes de la situación Política, Económica y Social.

Con base en la mismo alinea de pensamiento y con el asesoramiento medico oportuno entiendo se puede decir que por las “PATOLOGÍAS NO TRATADAS o DEFICIENTEMENTE TRATADAS” la suma anterior, en “EMERGENCIA SANITARIA” mientras dura la “cuarentena” fase inicial (hasta el 10/05/2020) se incrementará cada 30 días en 12.000 muertes: (Daño colateral 1).

Para el caso de “EMERGENCIA SANITARIA” bajo condiciones de “cuarentena disminuida a cada nivel que se instituya” –en tanto y en cuanta esa flexibilización de cuarentena facilite atención sanitaria extra PANDEMIA– disminuirá o, de lo contrario, podrá aumentar; (Daño colateral 2).

Existe también, en nuestro país “SINDEMIA” por DENGUE (parecería que se está transformando autóctono) que podría aportar, por cuanto todavía no es muy letal, algunas muertes; (Daño colateral 3).

Siguiendo con el contexto sanitario, llegamos a las muertes ocasionadas por la COVID-19 en sí y por aquellas que, derivadas pero ajenas al proceso COVID-19, no podrán ser atendidas dada la norma vigente: “PANDEMIA y solo PANDEMIA”. De estas últimas significativamente, las inherentes a los trastornos psíquicos por si mismos (Stress, Burnout, etc.) y a aquellas que golpearán sobre el soma; (Daño central: “PANDEMIA y solo PANDEMIA”).

Por último, inherentes a la actividad humana (incluidos dentro de lo previamente indicado como “condiciones resultantes de la situación Política, Económica y Social” vigente al 01 de marzo de 2020) y sus modificaciones a partir del 03 de marzo de 2020 (inicio de la “PANDEMIA” en nuestro país).

Me permito llamar de su atención –la de ustedes– que entiendo que hay que considerar, entonces, las muertes provenientes de hambre, pobreza, dejadez, falta de higiene, agitación, etc. (recuerdo que –en otro contexto socio cultural, hace un siglo– dentro de este ambiente se produjeron la mayor cantidad de muertes: “GRIPE ESPAÑOLA”; Daño colateral 4).

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