Por Juan José de Guzmán.-

Esta es una carta abierta dirigida a políticos, empresarios, sindicalistas, jueces y todos aquellos que merced al lugar de status social que alcanzan acceden a fortunas (de la nada). Paralelamente a sus “logros materiales”, los destinatarios de mi carta inciden con sus actitudes, decisiones y procederes en la vida de vastos sectores sociales. Eso sí, todos ellos, por las dudas se hacen patrocinar por renombrados abogados o estudios jurídicos, que les aseguran la consumación del mayor número de jugarretas y chicanas jurídicas posibles, con el solo fin de dilatar sus procesamientos en el tiempo, tanto como sea posible de manera de llegar a la prescripción.

Hay momentos que nos hermanan a todos, uno de ellos es el placer que sentimos cuando miramos fotos viejas. Esa curiosidad por ver cómo lucíamos en el pasado, cuando no éramos lo que hoy somos o terminamos siendo.

Esas imágenes congeladas, donde los viejos amigos y afectos, que el tiempo mantiene impolutos entre los recuerdos, fueron reemplazados, como en un juego de máscaras por nuevas figuras, emparentadas con negocios y complicidades posteriores.

¿No se han puesto a pensar, acaso, lo duro que les va a resultar no reconocerse dentro de aquellas que en sus expresiones trasuntaban felicidad, esa que nos acompaña a todos en el inicio de la vida, cuando imaginamos alcanzar los valores supremos que abrigan esos sueños?

En las redes sociales, un video nos muestra al ex Presidente Kirchner, abalanzándose sobre una caja fuerte, abrazándola, mostrando cuán grande era su devoción por el dinero (físico), su verdadero objeto de deseo. Después llegó a la presidencia y con ella, la sublimación del mismo. Lamentablemente para él, no pudo disfrutarlo en vida, y cuando se calzó la mortaja certificó que ésta no tenía bolsillos.

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