Por Ricardo Bustos.-

En mi veteranía, ya no hay lugar para cuestionamientos de izquierda o de derecha, atento al desarrollo que ha tenido la politiquería en los últimos tiempos. Y utilizo este término porque la «política» se ha convertido en una «porquería» por más que duela a los que forman parte de ese entramado mentiroso que nos quieren hacer creer, piensa en los ciudadanos.

¿Ser o no ser? Sería la pregunta… Ser peronista es un sentimiento que une a los verdaderos alumnos o seguidores de las ideas del viejo general y lo mismo ocurre con los que acompañan al partido radical, o los socialistas, comunistas y liberales; pero es obvio que la práctica de cada uno de ellos dentro de sus respectivas estructuras partidarias siempre ha respondido a los mismos lineamientos, con la excepción de los transversales o los socios en las “colectoras”, el invento del fallecido Dr. Kirchner, que terminó por destruir las plataformas de partidos políticos muy respetados y ahora han tenido que salir a remar contra la corriente y, para no perder la costumbre, fracturándose nuevamente en mil pedazos.

En algún momento de la historia, deberán sincerar sus pensamientos frente a la sociedad, pensando que hay muchos hombres y mujeres que no vivieron esta historia y tampoco han leído como para sacar conclusiones y decidir en consecuencia. Aquí no se trata de agresiones, rencores o desquites, sino de sincerar un pasado para aclarar el presente y abrir el camino hacia el futuro.

Han pasado más de 40 años y aún hoy, esas heridas siguen sangrando, destilando odio y venganza, con referentes que poco o nada tienen que ver con el principio básico de una historia que nos debe una explicación sin mentiras “a todas y todos”. Hay pocos roperos para guardar la enorme cantidad de muertos que muchos argentinos esconden en sus casas quintas, campos, countries, bancos extranjeros, fondos de inversión, blanqueos mentirosos de capitales, sociedades truchas, vidas de millonarios con orígenes de villas miserias y en medio de la nada, un pueblo que mira de qué manera cada día, sin distinción de partidos o gobiernos, los dineros mal habidos desaparecen como por arte de magia sin que la justicia haga algo por frenar semejantes robos al patrimonio de la nación.

Docentes que en las aulas hablan de política “porque hay que informar y formar a los alumnos” y chicos que terminan la primaria haciendo la “o” con un vaso, ya que no saben leer, escribir, interpretar o… pensar. Cada día con mayores presupuestos, menores resultados a la hora de comprobar algún resultado positivo en las evaluaciones educativas. Padres que no leen y por lo tanto no conocen absolutamente nada de nuestra historia como país, por lo tanto sus hijos tampoco. Hoy es más importante que cada argentino tenga dos celulares que dedicar cuatro horas en las escuelas a aprender al menos las cosas más elementales que nos llevarán a un futuro en donde no nos traten como minusválidos intelectuales. En algún momento se acabará la leche de la vaca estatal y será muy difícil inundar de planes sociales las calles de la República y allí correremos el riesgo de enfrentar una crisis que no sabemos cómo puede terminar porque no hay peor mano de obra que la desocupada a la hora de iniciar acciones violentas por falta de contención.

“Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas”. Albert Einstein (1879-1955) Científico alemán nacionalizado estadounidense.

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