Por Juan José de Guzmán.-

La actitud que asumió Ecuador al contestar con firmeza el reclamo argentino para otorgarle un salvoconducto a una exministra condenada por corrupción es el “primer gran paso” que todos los gobiernos de América debieron haber dado hace tiempo y que recién ahora, demoradamente, por suerte suceden.

“La señora Duarte fue condenada a una pena de ocho años de privación de la libertad por el delito de cohecho en el caso Sobornos 2012-2016, tras un proceso penal en que tuvo todas las garantías legales para su defensa” dijo en su escueto y tajante comunicado el ministerio de Relaciones Exteriores de ese país al rechazar la intimación de la cancillería argentina.

Sólo la zona del África Subsahariana supera (por muy poca diferencia) a América Latina en índices de desigualdad dentro del mundo que nos cobija a todos.

Entender que la falta de infraestructura (agua potable, baños, cloacas) y el acceso a la educación en miles de zonas suburbanas marcan a fuego las desigualdades sociales se torna vital. Y en eso no sólo las malas políticas son las culpables, la corrupción probablemente sea el cáncer social que hay que erradicar.

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