Por Juan José de Guzmán.-

Leí en un interesantísimo artículo en un portal de internet que decía que el ministro de economía de Brasil (Paulo Guedes) está convencido de que su país y la Argentina tienen que “ir hacia una moneda única, el peso-real”.

No soy economista (sí, mi hijo) pero entiendo que es de sentido común que deberíamos aceptar el convite y ponernos a trabajar, sin demoras, en avanzar hacia esa sugerencia.

Dos economías complementarias como lo son las nuestras se fortalecerían y verían facilitadas la expansión de las mismas, al permitir la negociación, entre bloques, que no es lo mismo que hacerlo desde una posición nación-bloque (no es lo mismo negociar en representación de 47 millones de personas que representando a 260).

Claro que para que eso sea posible, seguramente deberemos pautar reglas claras, de cumplimiento obligatorio, situación ésta a la que no hemos sido afectos los argentinos, por lo menos hasta la actualidad (algo similar a lo que hizo Europa cuando creó el Euro).

Este es el típico proyecto “a largo plazo” que en más de una charla habremos coincidido en señalar como “necesario consensuar, entre todos” para que trascienda a los gobiernos que se sucedan sin importar las diferencias ni el color político.

Cuando hablamos de generar coincidencias para planificar políticas de largo alcance que beneficien al país estamos hablando de cosas como ésta.

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