Por Juan José de Guzmán.-

Una verdadera declaración de hermandad, de amor, de concordia del que es el verdadero hombre fuerte de Venezuela. Él cree estar en lo cierto, “Dios lo ha dado”.

Argentina, amén de sus tremendos problemas socioeconómicos está inserta en un dilema de identidad, hacia adentro y hacia afuera de sus fronteras. Hacia adentro, no ha establecido señales claras sobre “quién es el que manda y quién el mandado” lo que la mantiene en estado vegetativo, cuando es más que urgente comenzar a transitar los caminos propuestos en campaña, hoy pospuestos por una indefinición preocupante.

Hacia afuera, no se observan políticas claras sobre “hacia dónde vamos o queremos ir” y esto tiene sus consecuencias dentro del tablero mundial.

Todos esperamos ansiosos alguna señal respecto a cuál será el punto de largada, que se presume debería encontrarse a partir de un acuerdo sobre el refinanciamiento de la deuda externa que este gobierno heredó y se comprometió honrar, pero sin dudas el panorama se aclarará u oscurecerá en la medida en que, desde lo más alto del poder se tomen decisiones independientes, sin necesidad de “consultas”.

Alberto F. tiene que “tomar las decisiones que crea convenientes para el país” sin estar mirando permanentemente hacia abajo, esperando la aprobación vicepresidencial.

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