Por Carlos E. Viana.-

Su Santidad, dadas sus condenas a la Revolución Libertadora de 1955, creo oportuno recordarle respetuosamente a Su Santidad, porque se produjo aquel hecho histórico, que terminó con la Segunda Tiranía.

Civilización católica arrasada por la barbarie

“Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque suyo es el reino de los cielos”, San Mateo 5: 10.

Buenos Aires, 16 de junio 1955: El ya octogenario Padre Jacobo Wagner, intentó impedir que un grupo peronista, incendiara la iglesia Nuestra Señora de las Victorias, pero lo torturaron fracturándole ambas piernas con una barra de acero y después lo asesinaron de un golpe en la cabeza. Al mismo tiempo el templo San Ignacio de Loyola, fundado por los Padres Jesuitas en 1675; la orden de Su Santidad; también ardía, perdiéndose importantes documentos históricos. También fue incendiada, la histórica iglesia de Santo Domingo, donde sufrieron el fuego peronista, los trofeos tomados a las tropas británicas durante las invasiones inglesas, la cual fue así tomada por segunda vez, la primera lo había por las tropas del Brigadier General británico Crawford, en 1807. Sin embargo Cawford respeto lo sagrado del templo. La sacristía de la Catedral Metropolitana, al lado donde descansan los restos del General San Martín, también fue incendiada. Al mismo tiempo ardieron los templos de Santo Domingo de Guzmán, Nuestra Señora de la Piedad del Monte Calvario, San Miguel Arcángel, Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, San Nicolás de Bari y San Juan Bautista. En total ardieron 14 templos católicos.

Un sacristán de la Iglesia de San Francisco; el nombre que usted Su Santidad adoptó para su investidura; declaró respecto de aquella fatídica noche: «La gran mayoría eran hombres jóvenes, que vestían pilotos porque estaba lloviendo. Utilizaron damajuanas con nafta, las que acarreaban desde automóviles lujosos. Oí también fuertes explosiones, como si utilizaran bombas y también un intenso tiroteo. Todos los vidrios del convento fueron rotos a tiros. Fue una orgía de balazos, fuego y explosiones”.

El oficial de Bomberos Rómulo Pérez Algaba que estaba al frente de la dotación de bomberos que se dirigió a apagar el incendio, relato en la Comisión Investigadora, en 28 de diciembre de 1955, ya triunfante la Revolución Libertadora de la barbarie del tirano:

“Llegué a Santo Domingo y vi que se encontraba agobiada de gente impidiéndole al personal, a la dotación, que desarrollara sus tareas. Lo llamé al oficial Juárez y al mismo tiempo que hablé con los cabecillas de esa gente, que era una cantidad grandísima, vi que había un camión con un tanque sistema playero y atracado con la culata sobre la iglesia. De ahí sacaban nafta con jarras de aluminio”.

Las bandas gubernamentales incendiarias, habían partido del Ministerio de Salud Pública, de la sede del Partido Peronista y del Servicio de Informaciones.

Aquella noche, el dictador le preguntó a sus compañeros “¿Arden las Iglesias?”

El culto al “becerro de oro”

“Y Yahveh dijo a Moisés: Ve baja, que tu pueblo se han hecho un becerro fundido y se han prosternado ante él” Éxodo 32: 7-8.

En 1948, el régimen peronista nacido de un golpe de estado instigado por Hitler, comenzó a adorar a Perón como el intérprete del Evangelio. Raúl Mendé; uno de los ministros mayor confianza de Perón y de su esposa, siendo Director de la Escuela Superior Peronista, dio una clase y escribió estas palabras en su órgano oficial “Mundo Peronista”: “Cristo tuvo el defecto de su gran corazón. En esto corren parejo Perón y Cristo… Cristo se conformó con preparar al mundo… Perón le saco ventaja (a Cristo), realizó el cristianismo. Nada de conformarse con sermoncitos. Cristo palabras, Perón hechos.” (Sebreli P.; Cichero Marta; Gambini Hugo, Historia del Peronismo, Planeta Editor, Buenos Aires, 2.001). Estas frases de Mendé comparando a Cristo con Perón, fueron compartidas en sus discursos por Eva Duarte. Posteriormente, Delia Degliumini de Parodi, a la sazón, Presidenta de la Rama Femenina del Partido Peronista, afirmó: “Nuestro Dios en la tierra es Perón, porque es el único hombre que nos ha hecho sentir su cercanía, mejor que cualquier misionero” (Sebreli, “Crítica de las Ideas Políticas Argentinas”).

Hacia fines de 1.954, se apresaron centenares de sacerdotes, se allanaron todas las sedes de asociaciones católicas, hubo miles de presos políticos y cientos de torturados, en el departamento oficial de torturas de la Policía Federal y de las policías provinciales. La barbarie de la picana eléctrica floreció como instrumento de confesión del régimen.

¿Cuáles fueron los motivos de la persecución?

“al que blasfeme contra el Espíritu Santo no le será perdonado” (San Lucas, 12;10).

San Pio XII, desde su asunción como Papa, salvo más de 700.000 judíos de la persecución del Nacional Socialismo. Como reconocimiento, fue condecorado por el Premier de Israel, Ben Gurion.

Esta fue la primera diferencia con el dictador argentino, quien había llegado al poder merced al golpe de estado del 4 de junio de 1943, apoyado por Hitler mediante el General Wilhelm Faupel, del Instituto Iberoamericano y del jefe del servicio de inteligencia de la SS, general Walter Shellenberg.

Sin embargo Pio XII que había enfrentado al Nacional Socialismo, se enfrentaba en la posguerra con otro enemigo peor, el comunismo. En Argentina la Iglesia se alió así al peronismo para enfrentar a la Unión democrática, una coalición con los más socialistas de los radicales y entre otras fuerzas el Partido Comunista.

La Iglesia advirtió la divinización de un culto a la personalidad del líder, cuando desde 1.948, el régimen comenzó a presentarse como el auténtico interprete de Cristo y avanzó hacia el establecimiento de una Iglesia Nacional, con base en la Doctrina Peronista.

Raúl Mendé; uno de los ministros predilectos de Perón y que acompaño a Eva Perón en sus últimos días; siendo Director de la Escuela Superior Peronista, escribió en su órgano oficial “Mundo Peronista”: “Cristo tuvo el defecto de su gran corazón. En esto corren parejo Perón y Cristo… Cristo se conformó con preparar al mundo… Perón le saco ventaja (a Cristo), realizó el cristianismo. Nada de conformarse con sermoncitos. Cristo palabras, Perón hechos. Por eso Perón es el rostro de Dios rutilando en la obscuridad de las tinieblas de esta hora” (Sebreli, Cichero Marta; Gambini Hugo, Historia del Peronismo 2, Planeta Editor, Buenos Aires, 2001). Estas frases de Mendé comparando a Cristo con Perón fueron compartidas en sus discursos por Eva Duarte.

Por su Parte Delia Degliumini de Parodi, a la sazón, Presidenta de la Rama Femenina del Partido Peronista, en medio de la persecución la Iglesia, afirmó: “Nuestro Dios en la tierra es Perón, porque es el único hombre que nos ha hecho sentir su cercanía mejor que cualquier misionero, hubiera podido hacerlo” ( Sebreli, “Crítica de las Ideas Políticas Argentinas”)

El dictador le estaba dando a su imagen una connotación divina. La Iglesia nunca había aceptado que un personaje político se transformara en una deidad y mantuvo aparte su autoridad desde los tiempos del Evangelio: “Mi Reino no es de este mundo” y “Dadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”, había pronunciado el Salvador. Sin embargo dada la personalidad y la ideología de Perón, él no podía tolerar otro poder importante dentro de Argentina.

¿Cómo se desencadenó la persecución contra la Iglesia?

En la Iglesia se comenzó a ver con preocupación estos cultos y su avance en la educación, la creación de la UES y los juegos del dictador con las chicas de esta organización, que incluían una sala para abortos en la quinta presidencial de Olivos.

Para 1954 con el apoyo de sectores religiosos se comenzó a organizar, sobre la base del nacionalismo católico, el Partido Demócrata Cristiano, que en el mundo había sido el arma política de Pio XII para derrotar el comunismo y afianzar la democracia en Italia, Alemania y los Países Bajos.

En el discurso del 17 de octubre de 1954, Perón atacó indirectamente a la Iglesia, haciendo referencia a “los enemigos emboscados”… “Para ser dirigente peronista, hay que ser más peronista que ninguna otra cosa”. El mensaje de barbarie anticristiana ya estaba ínsita en la ideología pagana del régimen.

El 10 de noviembre de 1954, Perón expresó públicamente en una reunión de gobernadores, que había curas y prelados que desarrollaban actividades perturbadoras y acusó especialmente a tres diócesis, la de Córdoba, Santa Fe y La Rioja. Varios sacerdotes fueron detenidos.

Ya comenzado 1955, en la Carta Pastoral de Cuaresma los obispos hicieron leer en todas las iglesias un documento reclamando por la prohibición de procesiones religiosas, de audiciones en los medios radiales y la remoción de funcionarios públicos por ser católicos. Los arrestos de sacerdotes y dirigentes católicos continuaron creciendo en todo el país y algunos de ellos debieron exilarse.

El 11 de junio de 1955, se produjo para la festividad de Corpus Cristi, una manifestación de 200.000 personas, que se quejaron de la persecución del gobierno a la Iglesia. Perón hizo quemar una bandera argentina en una comisaría para acusar a los manifestantes. El gobierno dispuso más detenciones de católicos.

El 12 de junio de 1955 fue atacada la Catedral Metropolitana con pedradas lanzadas por grupos de choque del gobierno, hiriendo a muchos creyentes que habían concurrido a misa, mientras la policía montada cargaba a sablazos contra los católicos que salían de la misma y otros detenían a fieles dentro de la Iglesia. Se prohibió en todo el país, a los integrantes de las Fuerzas Armadas y de Seguridad asistir a Misa y se arrestó a los que no cumplían la orden.

Dos días después el 14 de junio un decreto del dictador exoneró a Monseñor Tato de sus cargos de Provisor y Vicario General, Obispo Auxiliar y Canónigo y a Monseñor Ramón Pablo Novoa, se los maltrato violentamente y el 15 se los expulsó del país, poniéndolos por la fuerza en un vuelo a Roma, violando los derechos humanos proclamados por la Constitución, porque ambos eran argentinos.

En las primeras horas del 15 de junio de 1955, fueron allanados en Buenos Aires y en el interior, parroquias, asilos, colegios, seminarios, monasterios y todos los locales en que funcionaban centros o círculos de la Acción Católica y clausuradas las sedes de la junta central, consejos femeninos y consejos de hombres. Cientos de sacerdotes y miles de católicos fueron arrestados.

Excomunión de Perón

La Santa Sede ante la barbarie de la violenta persecución contra la Iglesia y el pueblo argentino, excomulgo a Perón, con el “Datum Romanae”, que transcribimos al final como apéndice.

“Latae sententiae” significa La excomunión automática «de modo que incurre ipso facto en ella quien comete el delito». Se trata de delitos sumamente graves: apostasía, herejía o cisma. (Canon 1364).

Civilización o barbarie

Su Santidad, los hechos vandálicos que he descripto, usted no puede ignorarlos y hacer que la Iglesia tome partido políticamente por los herederos no arrepentidos de los mismos. Este movimiento instigado por el Nacional Socialismo en 1943, gobernó durante 47 de los 76 años transcurridos, 62% de este tiempo, insuflando el odio y la violencia asesina entre argentinos. Cuando tomó el poder por la fuerza a instancias del imperialismo nazi del general alemán Wilhem Faupel, Argentina era la 7ª potencia del mundo, hoy esta casi en el 70º lugar, en el 43 había trabajo y no había hambre, la dictadura trajo como consecuencia que los conventillos pobres fueran reemplazados por villas miseria, las conquistas sociales logradas se hicieron a costa de la cultura del trabajo, la corrupción gubernamental, especialmente durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, donde participó Alberto Fernández, le robaron al pueblo argentino 200 mil millones de dólares, que fueron a parar a paraísos fiscales a nombre de sus actuales amigos, los capitalistas ricos de privilegio que también robaron, están saliendo de las prisiones para disfrutar de lo robado, crearon un 30% de pobres, que usted cree que está defendiendo, cuando en realidad apoya a sus ladrones.

Usted debería recordarle a sus asesores “Ante todo guardaos del fermento de los fariseos, que es la hipocresía” (San Lucas, 12: 1)

El peronismo ha destruido a una república pujante, ruego porque ahora no destruya la Iglesia.

Le digo esto de frente, no a sus espaldas y porque respeto la autoridad, salvo como dijo San Agustín que avasalle la Fe en Cristo.

Dios guarde e ilumine a Su Santidad.

Apéndice con el texto de la excomunión de Perón

“Datum Romae, ex Aedibus S. Congregationis Consistorialis, die 16 Iunii 1955.

Fr. A. I. Card. Piazza, Ep Sabinen, et Mandelen, a Secretiis S. Iosephus Ferretto, Adsessor”.

“Dado que recientemente han sido conculcados de muchas maneras en la República Argentina los derechos de la Iglesia y se ha usado violencia contra personas eclesiásticas y últimamente no solo se ha osado poner las manos violentamente en la persona del excelentísimo señor don Manuel Tato, obispo titular de Aulón, auxiliar y vicario general de la arquidiócesis de Buenos Aires, sino también se le ha impedido el ejercicio de su jurisdicción y se le ha expulsado del territorio argentino, la Sagrada Congregación Consistorial declara y advierte que todos aquellos que han cometido tales delitos, o sean funcionarios de todo tipo y categoría y los cómplices necesarios que hicieron que se realizasen los mismos, y aquéllos que han inducido a su comisión, que de otro modo no hubiera sido ejecutada, han incurrido en la excomunión “latae sententiae” reservada a la Santa Sede, de conformidad con los cánones 2343, párrafo 3; 2334, Nº 2; 2209, párrafo 1, 2 y 3 del Código de Derecho Canónico, y son pasibles de las demás penas establecidas por los Sagrados Cánones.

Dado en Roma, en la sede de la Congregación Consistorial, 16 de junio de 1955.

Firmado. Cardenal Piazza, secretario; José Ferreto, asesor”

Fuente: Publicada en “Osservatore Romano”, junio 16 de 1955.

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