Por Juan José de Guzmán.-

Cada mundial ganado representó una alegría inmensa para el pueblo (sin dudas es el deporte más popular), y cada uno tuvo una particularidad.

El del 78, con Menotti, Kempes, Fillol, Luque, etc., etc. tuvo el sabor del debut, fue el primer campeonato logrado por un seleccionado.

El del 86, por quienes nadie daba 2 pesos y terminó coronándose con un buen estratega como Bilardo y un Maradona descomunal. Si bien hubo grandes jugadores como Burruchaga, Valdano, el Tata Brown, nadie discute cuando se dice que fueron Maradona y 10 más (con el perdón de Pasculli).

Pero este de Qatar, con un Scaloni por quien muy pocos confiaban, con un Messi cansado de ver frustradas sus ilusiones cada 4 años y llegando a los 35 y un montón de interrogantes (pues en el horizonte se avistaban varios cucos pesados, como España, Brasil, Francia, Inglaterra, Portugal), con el agravante de haber comenzado con el pie izquierdo cayendo ante la ganable Arabia Saudita.

Todo ello puso a nuestra selección ante la obligación de ganar, si o si, todos los partidos de México, pasando por Polonia y todo lo que fuera viniendo hasta la final. Y lo lograron.

Fueron justos vencedores en todas esas finales (que fueron 6), incluyendo las de Países Bajos y Francia que no debió haberse llegado a los penales porque fueron rivales superados claramente en los 90’. Pero el fútbol es eso, vértigo, imprevisibilidad hasta el final, y eso es lo que lo hace inigualable. Como lo fue la final ante Francia, de la que unánimemente se sigue diciendo, hoy, que fue la más emotiva y electrizante de toda la historia de los mundiales.

Pero este de Qatar nos dejó la inmensa satisfacción de haber proclamado como “mejores del mundo” cada uno en su puesto a Scaloni, a Messi y al Dibu Martínez (párrafo aparte para éste, pues su grandeza como persona nos hizo llorar a todos al dedicarle las más bellas palabras que los padres quisiéramos escuchar antes de que llegue el momento de entregar la posta; muchos me han preguntado cuáles eran o habían sido mis ídolos como arqueros, dijo… mis ídolos son mi madre y mi padre alcanzó a pronunciar en medio de un sollozo que inundó de “justicia y grandeza y aplausos” el amplio auditorio parisino donde la FIFA realizó la celebración y entrega de premios The Best.

Una vez más, como argentino siento orgullo y una satisfacción inigualable de saber que esos 26 leones conducidos con mano maestra por Scaloni nos representaron como nunca nadie antes.

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