Por Roque Villazán.-

Las razones médicas que llevaron a la internación del Jefe de Gabinete no son las que me competen explicar desde este lugar de lectoescritor de Cartas, pero el advertir un trato tan cruel como el que el círculo rojo del Presidente le prodiga me autoriza a decir, desde aquí, sin otro poder que el de las palabras… “ya basta, señores, es demasiado”.

Cuando desde la cima del poder le pidieron que dejara el ministerio del interior para asumir el cargo que hoy ocupa, todos pesamos que se trataba de una estrategia inteligente para conseguir que su “muñeca para moverse en la arena política” ayudaría a obtener mayor apoyo en el Congreso (el DNU fue mucho más duro de lo que nadie imaginó). Y algunas cosas se lograron merced a su experiencia.

Pero sucede que en tan sólo tres meses la insolencia del asesor, amigo del presidente, lo ha puesto en ridículo ante la opinión pública (más de una vez) obligándolo con sus órdenes a desdecirse ante la gente.

No es saludable, para nadie, estar esquivando humillaciones.

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