Por Mariano Aldao.-

Sólo una historia incompleta y con profundos baches, como aquella con la que estudiábamos para “zafar”, los vagos como uno (que encontrábamos en los Resúmenes Lerú la manera de arañar el 7 con el cual llegar a diciembre a salvo) podría darle la razón a Cristina cuando dice que “la historia ya la absolvió”, a la luz de los muchas pruebas concretas que la fiscalía pública fiscal presentó en el alegato que dio inicio al Juicio de Vialidad.

Una tras otra fueron y siguen cayendo las instancias de alegatos, pedidos de apartamiento, recusación de jueces y fiscales, nulidades pedidas y recurrencias en queja ante la Corte Suprema.

Una tras otra las presentaciones de su costosísimo equipo de abogados han sido rechazadas por la justicia desmoronando la pretensión de dilatar en el tiempo (hasta la prescripción, si fuera posible) la iniciación del juicio que dictará sentencia respecto a la culpabilidad o inocencia de CFK.

La estrategia y el alegato que su abogado pergeñó resultaron muy endebles y carentes de originalidad. A su turno, se dedicaron a descalificar a los fiscales con “chismes de barrio” y cuando al fin Beraldi anunció que iba a desmoronar la “sarta de mentiras de los fiscales” sólo se limitó mostrar una diferencia de un día en la fecha que Luciani había mostrado de la desgrabación del celular de José López organizando el “operativo limpiar todo”, echar al personal y no dejar huellas que pudieran comprometerlos, en enero de 2016.

De nada valdrán la cantidad de operaciones y el armado de acusaciones para ensuciar y denostar a jueces y fiscales que investigaron esta frondosa causa si los jueces del TOF 4 coinciden en que el alegato de los fiscales Luciani y Mola es verosímil, y por ende,

Cristina es culpable.

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