Por Juan José de Guzmán.-

Señores jueces de la Corte Suprema:

Alguien imaginó el impacto que podría tener, que una vez terminado el discurso del primer orador al acto organizado por el gobierno para el 1 de febrero aparecieran los Jueces de la Corte, subieran al escenario (solemnemente), pidieran la palabra y cualquiera de los cuatro (el que entre ellos hubieran elegido) diera un mensaje para los allí congregados, para la ciudadanía toda, para el mundo que los observaría asombrado y para la historia, que los recibiría con los brazos abiertos, donde dejara muy en claro que ellos, la SCJN, representan el contrapoder. Ratificando que los jueces sólo deben hablar por sus fallos (que deben ajustarse al derecho que emana de la Constitución Nacional), pero que hoy han decidido cambiar ese axioma al tomar conciencia de que está en peligro uno de los poderes del Estado.

Argentina vive momentos de zozobra política como nunca antes (obvio, si está en caída libre desde hace 70 años, por lo menos) y una actitud de valentía sin igual (como esa) por parte de los cuatro, los volvería héroes de un proceso judicial virtuoso, refundacional, que tendría su inicio allí mismo.

Una frase motivacional dice que “Hay dos lobos que siempre están luchando. Uno desde la oscuridad, con desesperación. El otro desde la luz, con la esperanza. ¿Cuál gana? Aquel al que alimentas”.

La mía es una idea loca, surgida de un sueño, ustedes pueden hacerlo realidad. Piénsenlo.

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