Por Oscar Edgardo García.-

La incertidumbre en los tiempos previos a las últimas elecciones celebradas en el país tornaba el resultado final de las mismas con similitud con el del juego de azar conocido como la ruleta.

Los votantes de la oposición celebraron el triunfo como si hubieran acertado con un pleno el número elegido en su apuesta en esa ruleta.

La insensata e injustificada derrota que sufrió la oposición en la sanción de la ley del impuesto sobre los bienes personales, sumado a las negociaciones que está llevando a cabo con el oficialismo tendientes a suspender la ley que prohíbe la reelección de los intendentes bonaerenses así como también la adhesión al pacto fiscal que el Gobierno Nacional firmará con las provincias, el que permitirá el aumento de los impuestos sobre los ingresos brutos y de sellos más la instalación del debate sobre un futuro gravamen a la herencia, conducen a inferir que el sufragio de los votantes de la oposición termina siendo una jugada de perinola cuya cara cae siempre del mismo lado: TODOS PONEN.

Dicho en otros términos, la oposición está demostrando tristemente ser más de lo mismo.

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