Por Ovidio Winter.-

Las contradicciones son parte excluyente en la oratoria del Presidente, que no puede dejar de caer en ellas sin que pasen 3 minutos o 5 mensajes frente a un puñado de “bobos (al decir de Messi)” que aplauden obsecuentemente cada vez que levanta el tono de voz.

Comenzó diciendo, en un tono de buenito manso, que el poder no se ejerce “levantando la voz o golpeando la mesa”, sino como lo hace él, hablando bajito pero con la firmeza de sus convicciones. Afirmando que no es débil ni timorato, y sosteniendo que él es un hombre de diálogo, y que le encantaría ir al Congreso para hablar con la oposición, si es que ésta pensara más en la Argentina que en sus posibilidades electorales.

Prácticamente a continuación, golpeando la mesa y con su voz in crescendo con cada golpe, al unísono con los aplausos de sus seguidores aseguró que va a trabajar con todas sus energías para que en diciembre de 2023 el/la próxima/o Presidenta/e sea “uno de nosotros”, para que no vuelvan más aquellos que entregaron el país, que hicieron arrodillar a la Argentina que sólo defiende a unos pocos.

Esto sucedió en el acto para “festejar” los 3 años de gobierno ante una escasísima concurrencia, enmarcada por la presencia de los archiconocidos “lamepiés” y de las Madres sobrevivientes de Hebe, aunque no del desprestigio que Bonafini logró para una agrupación que fue sacrosanta sumada a la ausencia de su Vice.

El hazmerreír nos hace reír.

Share