Por Juan José de Guzmán.-
Uno observa y escucha, en esta época de pandemia, las acusaciones y quejas de abogados y jueces por el proceder de la justicia durante el gobierno anterior y no sale de su asombro. Verdaderamente es muy grave lo que denuncian hoy, ante los micrófonos (de cámaras de TV o radio).
Uno que también pretendía estar informado y escuchaba o miraba en esos medios otras cosas horribles que decían, habían sucedido en el gobierno anterior al anterior (del mismo signo que el actual) no puede entender cómo pudo ser que ocurrieran las “mismas cosas”, durante gobiernos diferentes (que por lo visto, no son tan diferentes).
Si hubo un Secretario de Justicia que entraba pateando puertas en los despachos de sus señorías (muy comentado intra-pasillos tribunalicios) y también se denuncia hoy que existió una “mesa judicial” que orientaba investigaciones y causas para perseguir a opositores, todo ello “en los mismos Tribunales”, uno concluye que las dos acusaciones apuntan al corazón del problema, el funcionamiento de la Justicia.
Sucede que al observar el inocultable apuro en llevar al Congreso el proyecto del oficialismo de Reforma Judicial, a uno le sobreviene, de repente, el temor a que pueda suceder algo parecido a lo ocurrido con la aprobación del Pacto con Irán, que se votó por expresa orden express de la actual vicepresidenta.
El temor de uno es que nos encontremos en el futuro, leyendo un “Sinceramente 2” con una confesión suya, admitiendo que fue un error hacer aprobar “a libro cerrado” esa reforma (que hoy apura), como cuando reconoció su ingenuidad al haber ordenado la aprobación del Pacto con Irán en el volumen 1 de sus sinceridades.
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