Por Luis Américo Illuminati.-

“Se precisa una buena dosis de talento para llegar a entender cómo se puede ofrecer resistencia sin golpear, o cómo se puede golpear, pero con el debido respeto. Aquel que se oponga a un asalto con tan sólo un escudo en el que recibir los golpes y adoptando en todo ello una postura gravemente respetuosa, sin una espada en la mano que le permita abatir la confianza y la fuerza del asaltante, pronto llegará al límite de su resistencia y verá que este tipo de defensa es el peor de los posibles. Es un modo de resistirse tan ridículo como el que nos citaba Juvenal: «Ubi tu pulsas, ego vapulo tantum» [cuantos más golpes me das, más golpes recibo]”. (John Locke, Segundo tratado del gobierno). El presidente Milei echó a Diana Mondino. La inapelable decisión fue después de la sesión de las Naciones Unidas en la que se debatió levantar el embargo de Estados Unidos a la dictadura que conduce Miguel Díaz-Canel. Argentina votó en contra de EE.UU. e Israel, los dos principales aliados del gobierno de Javier Milei. Un papelón. Más allá de las razones personales de la señora canciller, no puede tomar semejante resolución sin consultar con el presidente. Hace rato que yo venía diciendo que Diana Mondino la viene chingando, una improvisada total, independientemente del conocido currículum del esposo. Meses atrás hicimos una nota titulada: «¿Qué pasa con Mondino?«, donde señalábamos unas pifiadas -malas señales- frente al país y al mundo rayanas en el papelón o el chiste mal contado que pone de mal humor al oyente que esperaba otra cosa.

Ahora le sigue el turno de ser separada como «voz cantante» de los libertarios a la diputada Lilia Lemoine. Puede no compartirse la actitud de la vicepresidente de reivindicar a la ex presidenta María Estela Martínez de Perón -yo no coincido para nada- pero de ahí salir a atacarla ferozmente como lo hizo la diputada Lemoine, decir que es «la peor vicepresidenta de la historia» es una barbaridad que perjudica la buena imagen del gobierno. Flaco favor le hace al buen rumbo que parecen estar tomando los planes y medidas económicas de Milei. Por más que se diga que Lemoine responde a Karina Milei, está mal -pésimo- pegarle de esa manera a la máxima autoridad de la Nación después del presidente. Éste se expidió sobre el tema, restándole importancia. La actitud de Victoria Villarruel, más allá que constituye un error histórico, no tiene la suficiente entidad política de los dichos de Lemoine. Y tengo unos cuantos inútiles más para nombrar. En otro momento diré quiénes son. Volviendo a la inoportuna votación de Diana Mondino, quien no tuvo en cuenta que hay que pensar antes de actuar y seguir la corriente del río. Nunca hay que dejarse llevar por el común y descomprometedor «se» dice -el uno impersonal del que habla Heidegger sopesando la política unilateral de la ONU en la balanza. Se necesita tener una mínima coherencia en política exterior. Que 187 países -muchos de los cuales durante 62 años no hicieron nada- voten ahora por el levantamiento del embargo a Cuba no significa que por el mayor número tengan de su lado la razón. La verdad está en otro lado. Que se unan y de una vez por todas se subleven los cubanos. Les sobran razones. Que hagan lo que hicieron en 1989 en Alemania Oriental los alemanes sometidos por el régimen comunista soviético. Y cayó el oprobioso muro de Berlín, levantado en 1961. No seamos nosotros los argentinos -como es habitual- los ridículos payasos de la boda. El régimen castro-comunista fue refugio y campo de entrenamiento de los terroristas argentinos en los 70. De la suerte del pueblo venezolano -que viven igual o peor que los cubanos- a esos 187 no les preocupa demasiado como para votar un embargo semejante contra la dictadura de Nicolás Maduro, agente cubano. Coincido con Milei.

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