Por Guillermo Cherashny.-

La posibilidad de que Lázaro Báez o Ricardo Jaime se conviertan en arrepentidos y delaten a Cristina y Máximo Kirchner duró apenas un suspiro, ya que ambos recibieron un mensaje claro y contundente: «si se convierten en chivatos, a sus hijos les pasará lo mismo que a Nisman»; y, si bien no se pudo averiguar quién profirió esa amenaza, fue lo suficientemente verosímil para que Lázaro no optara por ser «colaborador eficaz» en lavado de dinero ilícito, y el abogado de Jaime declaró que su defendido jamás acusó a Néstor, Cristina y De Vido de darle órdenes para comprar los trenes, lo cual significa que tiene razón la jueza federal Sandra Arroyo Salgado, quien señaló que el asesinato de su ex pareja fue una señal para los tiempos que venían, si imputaban a la ex presidente en el poder o si lo dejaba en diciembre pasado. Y al parecer, la magistrada tiene razón, aunque muchos se preguntarán cómo pueden garantizar las amenazas sin manejo de las fuerzas de seguridad por parte del cristinismo. La explicación que dan los analistas de inteligencia es que un killer importado del Paraguay por 10.000 dólares puede liquidar a alguno de los hijos de Báez o Jaime.

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