Por Rodolfo Patricio Florido.-

La pregunta es legítima. ¿Justo se va presuntamente a Londres a las 24 horas de la detención de Pérez Corradi y obviamente antes de que hable? Obviamente nadie está prófugo hasta que sea citado por la justicia y no asista a la citación. Claro que, si Pérez Corradi llega a Argentina o a los EEUU en los próximos días o semanas e inculpa a Aníbal Fernández, éste podría verse impedido de salir del país y evitar el camino tribunalicio de Lopecito y tantos otros. Esposado y con un casco puede ser una imagen más fuerte aún que cualquiera que hayamos visto.

¿Por qué el legítimo derecho a sospechar? En realidad es muy simple. Primero porque se fue justo a las 24 horas que detuvieran a Pérez Corradi. Segundo, porque todos los indicios que van trascienden lo asocian al temor de Pérez Corradi por su vida y porque el testimonio de Martín Lanatta y los Schillachi lo ubican en el camino de la investigación del triple crimen. Tercero, porque Aníbal Fernández dijo que iba a ver a las Leonas que iban a jugar el Champions Trophy, sin embargo ya jugaron 3 partidos porque este campeonato se inició hace más de una semana.

Dijo Aníbal “la morsa” Fernández: «Se juega el Champions Trophy y voy representando a la Confederación».

Siendo que el ex jefe de Gabinete es presidente de la Confederación Argentina de Hockey, esto tiene lógica, pero lo que no tiene lógica es que siendo Presidente de la Confederación Argentina de Hockey asista después de tres partidos del seleccionado, no haya estado presente durante la inauguración del torneo internacional de hockey más prestigioso del mundo. ¿Que todo puede ser y quizás Fernández sea una Carmelita descalza? Puede ser… pero después de ver a un Secretario de Estado durante 12 años revoleando bolsas y valijas con 10 millones de dólares por encima de la puerta de un Convento, los límites se han sobrepasado.

Podrá decirse luego que Europa no es el mejor lugar para eventualmente profugarse o esconderse. Esto es relativo. Primero, Aníbal Fernández como Jefe de Gabinete que fuere y como Ministro del Interior que también fue, podría tener cualquier documento original.

¿Qué es ilegal? Obvio. Tan obvio como sería por demás extraño que en el contexto del gobierno anterior le hubiesen negado un documento original con cualquier nombre a un Ministro como Fernández. ¿O acaso Martín Lanatta, un delincuente profesional condenado a cadena perpetua por el triple crimen no tenía portación de armas y hacia oficios especiales para el RENAR bajo la dirección de Andrés Meiszner, amigo del ex jefe de Gabinete Aníbal Fernández? Según declaró en sede tribunalicia el ex prófugo del penal de General Alvear, el entonces titular del RENAR, junto a Fernández, había instalado un servicio VIP que «gestionaba» permisos de portación de armas para políticos, empresarios y conocidos. Así, Martín Lanatta y su hermano Cristian recibieron trato preferencial en el RENAR. Sus permisos se gestionaron en el área donde se suelen resolver los casos del personal diplomático y políticos. Los números de trámite de ambos casos comienzan con un código, el 007, que indican el área en donde se resuelve el pedido. Mario Segovia, preso por tráfico de estupefacientes y conocido como “el rey de la efedrina”, también pasó por la misma oficina. O sea, ¿a alguien le llamaría la atención que si podían hacer esto no pudieran obtener documentos de identidad originales y adulterados en origen?

Por otra parte y abonando esta por ahora hipótesis, en el libro del periodista de investigación Christian Sanz “La Morsa y la fuga” dice: “Es plata que aterrizó en el país merced a la gestión de un viejo amigo y socio de Aníbal Fernández: Ibar Esteban Pérez Corradi, a la sazón uno de los mayores protegidos por Néstor y Cristina a través de Ricardo Echegaray y Héctor Timerman”.

“Los detalles finos, la trama política, la conocen unos pocos: los hermanos Lanatta, Pérez Corradi y el propio Aníbal. Todos ellos, a su vez, involucrados -no casualmente- en el tráfico de efedrina.”

“Por eso, cobra suma relevancia la fuga que estos protagonizaron a fines de 2015, sobre todo en el marco del pedido de ampliación de indagatoria que había refrendado en secreto María Romilda Servini de Cubría a fines de 2015, a la sazón la misma jueza que decidió en febrero de 2016 “aglutinar” el expediente del triple crimen de General Rodríguez”.

“Si a esto se suma que los Lanatta purgaban prisión por ser los autores materiales del triple crimen de General Rodríguez, justamente a pedido de Aníbal y Pérez Corradi, todo empieza a cobrar sentido.”

“No se trata solo de ese hecho, ocurrido en 2008, o de los aportes de campaña, sino de algo más profundo, de una matriz de corrupción y crimen que perduró durante 12 años, bajo la fachada de una supuesta «revolución política».”

“Forza lo tenía claro y terminó acribillado a balazos. Eso sí, luego de haber aportado -supuestamente- a la campaña de Cristina Kirchner. “Sé que Aníbal Fernández me va a matar”, me dijo en mayo de 2008, meses antes de caer bajo un racimo de balas.”

“Cuando hice pública esa entrevista, el ex jefe de Gabinete me hizo una querella penal, que se sumó a otra que me había hecho en 2005 por decir que estaba vinculado al oscuro negocio del narcotráfico.”

“En ambos juicios, salí victorioso y Aníbal quedó con la sangre en el ojo.”

“Su bronca se multiplicó por mil cuando Martín Lanatta le dijo a Jorge Lanata -valga la cacofonía- a mediados de 2015 que mi investigación había sido impecable y que la justicia me tenía que llamar a declarar.”

En resumen, a nadie debería sorprender que si Pérez Corradi declarara en Argentina o en los EEUU implicando al ex Ministro Fernández, este no vuelva al país, altere su fisonomía y se mezcle con los 581 millones de turistas que recibe Europa por año. Algo así como aquel viejo adagio que dice que un elefante se esconde entre una manada de elefantes. Por lo pronto, veremos si vuelve y no se va más, o por lo menos hasta que algún juez dictamine que no pueda salir del país mientras las causas que lo sobrevuelan no estén finiquitadas. Ojalá todo sea una especulación lógica pero falsa y que el inefable Aníbal se encuentre gritando los goles de “Las Leonas” aunque estas preferirían no tomarse fotos con él.

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