Por Rodolfo Patricio Florido.-

No es una simple expresión de desagrado, es mucho más profundo que esto. Que quienes están presos quieran la continuidad de un Gobierno, dice mucho más que un simple y menor dato estadístico. Y no se trata de una simplificación por asociación de morales corrompidas. Es la percepción, no errada por cierto, de que aquellos que eligieron el atajo vivencial que supone robar o matar, sienten que pagan menos que lo que suponen pagarían en otro contexto político. Este contexto los victimiza, otro contexto los podría poner en el lugar de victimarios.

Quizás, más importante aún, saben que la sociedad, tristemente, ha naturalizado situaciones absurdas, dándoles una cierta patina de tolerancia donde en realidad hay complicidad. Esta sociedad primero naturalizó que un vicepresidente falsee brutalmente su domicilio, al extremo de localizarlo en una duna playera. ¿Por qué, entonces, debería sorprendernos que una supuesta empresa obtenga beneficios estatales y tierras gratis y luego NI SIQUIERA EXISTIR?

Es como si nada existiera. Las directivas se sostienen; si alguien señala delitos o inmoralidades brutales, se lo acusará de gorila o de cualquier cosa y luego se dirá que la información está manipulada por la “corporación mediática fascista” que quiere engañar al pobre pueblo argentino.

El oficialismo se mueve como si una pátina de teflón recubriera todo. Solo es cuestión de recordar el 2001/2002, decir que hoy estamos mejor, hablar de los planes y la disminución del desempleo y luego señalar que cualquiera que ose cuestionar estos datos es un perverso capitalista que se esconde con un vellón de lana entre ovejas distraídas. Esperan que la sociedad se comporte como un canario agradecido que es alimentado e hidratado detrás las rejas de su jaula, del cual se espera o reclama que ofrezca su trino alegre a quien le ofrece diariamente su sustento aunque esté tras las rejas. Desgraciadamente partes de las sociedades, como los canarios, desarrollan un cierto síndrome de Estocolmo y no les importa las inmoralidades palaciegas en tanto su alpiste y el agua lleguen diariamente a sus lindas jaulas cerradas. Por supuesto que; como es muy difícil convivir con la ceguera auto impuesta, se desarrollarán sofisticados mecanismo de auto justificación que haga ver un Robin Hood donde en realidad hay un asaltante de caminos.

Esto es lo que explica que el único distrito porteño donde el Mariano Recalde (FPV) se impuso ampliamente, duplicando los votos del PRO, dejando segundo a Aníbal Ibarra, el responsable político de Cromañón y garante de la corrupción política, que dio marco a la muerte de 194 jóvenes, sean entonces los más votados por los presos.

Esto es lo que explica que prácticamente pase sin pena ni gloria que vengan desde otros lugares del mundo, pseudo empresarios para obtener ventajas y tierras gratis para desarrollar emprendimientos -que no se ejecutaron- con empresas que ni siquiera existen. Y, esto, en las tierras de Cristina.

Así, el Intendente kirchnerista José Córdoba de Caleta Olivia, fue, como señala la agencia OPI Santa Cruz (y nadie lo desmiente), un eslabón más de esta trama sospechada de fraude, pero que podría terminar con una denuncia penal en contra de la supuesta empresa, organismos y los funcionarios actuantes. Desde los anuncios en los Boletines Oficiales, hasta las autorizaciones de la Secretaría de Energía, todo fue formalizado, menos la construcción de la empresa, que no existe. Hay sospechas de que todo pueda ser una maniobra para acceder a créditos del BID o subsidios nacionales.

En el año 2012, un ingeniero español llegó a Caleta Olivia prometiendo traer a zona norte de la provincia, un emprendimiento de energía limpia, cuyas bondades paseó por todos los rincones de la ciudad, colegios e instituciones, contando las bondades de la generación de energía fotovoltaica y para ello, promovía la instalación de una planta generadora, que pondría a esta localidad al tope de la tecnología nacional en la materia de generación y prometía llevar allí mano de obra, crecimiento económico y progreso.

El 20 de mayo de 2013 se creó la empresa Hersun SA y sólo dos meses después el Intendente José Córdoba, le cedió un terreno de 5 hectáreas para que levantara la planta. Esto fue lo último que se supo en Caleta, de Hersun SA y su Central Fotovoltaica Caleta Paula I.

El concejal radical en Caleta, Juan Kunz dijo, “nunca más supimos nada de esta empresa. Lo que sabemos es que a través del Intendente, le regalamos un enorme terreno en un lugar estratégico”… “la entrega de tierras fue totalmente irregular, ya que nunca pasó por el Concejo Deliberante, fue una iniciativa personal que tomó el Intendente” y concluyó “de todo lo demás no sabemos nada, porque la empresa jamás se instaló, nunca puso un ladrillo a pesar que desde la Secretaría de Energía de la Nación se la da como instalada” y hasta se les comunica a todos los organismos dependientes, que deben ingresar a esta empresa como proveedora del Sistema Interconectado nacional. Ver Expediente N° S01:0097874/2013 del Registro del Ministerio de Planificación Federal

“No solo esto, esta empresa fantasma, cuenta con el certificado ambiental Nº 637, expedido el 10 de septiembre de 2013 por la Municipalidad de Caleta Olivia y lo único cierto que en el lugar donde según los papeles hay una planta de 5.500 paneles, y trabajan cerca de 160 personas, hoy en día solo hay un descampado con matorrales en el que ni siquiera se le pasó una máquina, ni se demarcó”.

Que más se puede decir o escribir. Fraudes, estafadores y funcionarios cómplices son parte de un relato donde la corrupción no tiene fronteras ni nacionalidades. ¡Y pensar que hay miles de argentinos que morirían por un lote en esas tierras!

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