Por Guillermo Cherashny.-

Centeno, el sargento de arsenales y chofer de Roberto Baratta, no fue tan minucioso como muestran los cuadernos sino más generalista y quizás no fueron ocho, pero eso nunca se sabrá porque, según dijo, él los quemó. En realidad, la operatoria descripta por Centeno es real y manejó hacia esos domicilios, pero los ocho cuadernos habrían sido reescritos por la inteligencia oficial con la minuciosidad y con el aporte de empresarios cercanos al gobierno pero, como la tinta mostraría que son de hace ocho meses, Centeno debió decir que los quemó y a cambio recibió 2 millones de dólares, trabajos y beneficios para sus catorce hijos, y con la obligación de no dar reportajes periodísticos televisivos.

En efecto, según fuentes de inteligencia, los empresarios que «ayudaron a confeccionar nuevamente los ocho cuadernos» serían Nicky Caputo, Angelo Calcaterra y Marcelo Mindlin, con la obligación de que no fueran mencionados, así fue que sólo se nombra a Javier Sánchez Caballero, CEO de IECSA, pero no al primo presidencial; Nicky Caputo brilla por su ausencia y de Marcelo Mindlin sólo se escapó la dirección de Bouchard 547 pero no su nombre. Así fue que el periodista Diego Cabot nunca supo que los cuadernos fueron reescritos ni tampoco Bacigalupo, el remisero amigo de Centeno, pero la descripción de los domicilios de los empresarios denunciados eran muy conocidos por el ahora denominado «Trío Los Panchos» Calcaterra, Nicky Caputo y Marcelo Mindlin, quienes serían los que habrían dado los lugares donde se habrían pagado las coimas.

En conclusión, los pedidos y las coimas son reales, los que cobraron también y lo mismo los que pagaron y el objetivo fue que el gobierno recuperara la iniciativa ante la denuncia de los aportes truchos de la campaña en la provincia de Buenos Aires del 2017. Pero la inteligencia oficial no tuvo en cuenta que se pegaban un tiro en el pie y festejaron como si se hubiera ganado el mundial pero no tuvieron en cuenta que su gobierno es especialista en autoinfligirse un daño insuperable y ahora los cuadernos de las coimas perjudicaron el inexistente plan económico y Cristina no perdió ningún voto por ser la jefa de una banda de coimeros seriales.

El mayor problema será la bronca y el odio de los empresarios arrepentidos que no tuvieron la coronita de Calcaterra, Nicky Caputo y Mindlin, los preferidos y víctimas de Mauricio Macri, quien lo desprecia y los odia porque no invierten en el país, cuando en realidad no lo hacen por el pésimo manejo de la economía que hace el equipo económico. Al gobierno sólo le queda el 30% de fanáticos antiperonistas que sólo tiene un capital que al gobierno no le sirve de nada para sacar la economía adelante como es el odio al peronismo o cualquier forma de populismo.

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