Por Sebastián Dumont.-

El ahora diputado nacional Julio De Vido reapareció ante los medios y dijo que José López, el tucumano guitarrista, no era su “mano derecha”. En parte, tiene razón. Claro que suena poco creíble que alguien que estaba bajo la órbita de su poderoso ministerio pudiera tener independencia de maniobras. Algo de eso había. Es más, hasta el 10 de diciembre funcionó una sociedad de hecho en el manejo de la obra pública: CFK-José López-Lázaro Báez y el financista Ernesto Clarens.

Cuenta la leyenda que, cuando Néstor Kirchner se murió, la entonces presidente no quería saber nada con que le acercaran las valijas llenas de fondos producto de las coimas por la sobrefacturación de las obras pública, entre otras cosas. Eran tiempos donde testigos aseguraban que desde el aeropuerto de Don Torcuato, por la noche, partían vuelos al sur con los famosos bolsos deportivos. “Néstor es un enfermo de tener la plata en efectivo”, aseguran haberle escuchado decir, muchas veces, a un hombre clave en toda esta historia: Ernesto Clarens.

Clarens es quien armó INVERNES, que se suponía significaba Inversiones Néstor, y habría sido quien en su momento le recomendó a Néstor Kirchner que guardara en billetes de 500 euros porque ocupan menos espacio.

Muerto el ex presidente, CFK y Máximo se dedicaron a buscar los cuadernos donde Néstor anotaba todos los manejos que hacía. A pesar de no querer ver valijas, a Cristina Kirchner la plata le interesaba -y mucho- para poder gastarla en la quinta Avenida de Nueva York, su lugar en el mundo, después de El Calafate.

El flujo de plata siguió estando como antes o más. Con una diferencia. CFK nunca simpatizó mucho con De Vido, como no quería a todos aquellos que eran parte del entorno de su marido. Otros casos notorios fueron los de Larcher y Jaime. Entonces, Máximo Kirchner se apoyó mucho en Lázaro Báez y allí José López creció en influencia.

La operatoria habría pasado a ser de la siguiente manera: José López tenía el listado de las obras que había para hacer. En Olivos definían qué empresas ganarían la licitación y le llevaban el listado a Ernesto Clarens, quien en sus oficinas de Puerto Madero, detrás del hotel Hilton, recaudaba lo que correspondía. Esto habría funcionado así hasta el mismísimo 10 de diciembre. Por eso, De Vido dice que no era su mano derecha José López.

Clave sí era Ernesto Clarens, quien eligió para vivir el Country Aires del Pilar, donde aseguran que tiene una casa Lázaro Báez que nunca visitó pero que siempre estuvo lista, como si fuera a llegar en cualquier momento. Es más, aseguran fuentes del lugar que José López solía ir a jugar al fútbol a unas canchas ubicadas sobre la calle Oliden, que pertenecerían, justamente, al propio Clarens. Todo tiene que ver con todo, solía decir la expresidente.

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