Por Guillermo Cherashny.-

Esta semana, el fiscal Delgado citó a Juan Chediak, el flamante presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, mas conocida como la Cámara Argentina de la Corrupción, porque los sobreprecios de la obra pública no son un invento kirchnerista sino que arrancan en los finales del gobierno de Isabel y el Proceso, donde se pedía entre el 3 y el 5% de retorno. Pero con el advenimiento de la democracia, ese porcentaje fue creciendo hasta el infinito y muy claramente en los doce años de kirchnerismo. En efecto, con la bonanza de los commodities que exporta nuestro país -especialmente la soja- llegaron centenares de miles de millones de dólares a las arcas del estado y Néstor Kirchner, que venía de los negociados de la construcción y energía en Santa Cruz, los reprodujo a nivel nacional y propuso a Enrique Wagner, un constructor patagónico dueño de una empresa pequeña, como presidente de la CAC, y todas las grandes empresas aceptaron sin chistar, porque se vieron venir el negocio de sus vidas. Y así fue como de la mano de Julio de Vido floreció la lluvia de dinero para vialidad, vivienda, represas y energía.

El saqueo comenzó enseguida con las empresas que ya estaban y las nuevas que provenían de Santa Cruz y ya en el 2006 estalló el caso Skanska, donde se descubrieron facturas truchas para justificar los retornos y ninguna empresa de la construcción se quedó afuera de la fiesta que se encubrió al declarar ilegales unas conversaciones de ejecutivos de la empresa sueca donde se hablaba de los «retornos». Y así la CAC zafó de todos los juicios y la fiesta interminable siguió, de la mano de los altos precios de la soja.

En diciembre de 2007 Mauricio Macri asumió en la Ciudad y, como provenía de la patria contratista como su padre Franco, su primo Angelo Calcaterra y su amigo Nicolás Caputo hicieron otra fiesta en la Ciudad. Pero esta vez la consigna fue la misma que en Brasil: «se roba, pero se hace», a diferencia de los K que «roban, pero juzgan», y muchas veces se hacía poco y nada, y así, la fiesta siguió como un cine continuado hasta mediados de 2015, cuando el estado fue saqueado por la CAC y ya no se podían pagar las obras y la falta de muchas de ellas mostró el despilfarro que se produjo en esos doce años.

Hace unos días, Juan Chediak, el presidente que suplantó a Enrique Wagner en la CAC por su amistad con los Macri, produjo esas declaraciones poco o nada creíbles, donde denunció a De Vido y la presidente por los sobreprecios de la obra pública pero da la casualidad de que la empresa de Chediak figura cuarto en las obras de vialidad con prioridad de pago y sería bueno que el fiscal Delgado cambie la declaración testimonial por indagatoria para que al final del día se descubra la corrupción de las obras públicas que viene saqueando al país desde hace más de 50 años.

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