Por Rodolfo Patricio Florido.-

“Que salga la gente, tenemos que parar esto”… Eso es lo que en el entorno de un sector del peronismo trascendió, porque la movilización a tribunales el 13 de abril no puede hacerse sin estructuras ni directivas. Así, el peronismo, que no quiere quedar atado al pasado kirchnerista ni que lo vuelvan a acusar de golpista, dejó trascender la presunta orden de Cristina. “No podemos volver a caer en el mesianismo de algunos liderazgos que en los ‘70 sacrificaron compañeros para construir sus propios destinos personales”, dijo otro dirigente como dando a entender que a Cristina puede no interesarle nada más que su propio bienestar, aunque tenga que sacrificar a algunos militantes jóvenes seducidos por sentirse parte de la tropa de una mesías, aunque en realidad no son más que la ficción construida para distraer mentes jóvenes mientras se robaban todo.

¿Por qué? Porque todo se derrumba. Fariña habló hasta por los codos. Dejó imputada a Cristina, Jaime detenido, Lázaro Báez detenido, Elaskar hablará, Boudou puede quedar también detenido, Cristóbal López seguirá el mismo camino y a De Vido pueden darle prisión domiciliaria por su edad y porque estaría enfermo.

A Cristina se le está incendiando su refugio. Santa Cruz es un polvorín desfinanciado por su propia inoperancia, los abusos, la desocupación del conglomerado Báez, colegios sin clase y empleados públicos furiosos; ni siquiera en las calles de su provincia puede caminar sin custodia más de 20 metros, vive encerrada.

Ven también que la corporación mediática K, creada al calor inmenso de la pauta publicitaria oficial se desmorona día a día

Algunos dicen que si no fuese por el “Intratables” conducido por Santiago del Moro, el periodismo militante no tendría un solo espacio con rating para mostrarse aún desafiante.

Saben pero no les importa que su presencia en ese programa es porque el formato necesita del enfrentamiento porque eso es lo que mide rating. Salvando las distancias, Intratables es una suerte de talk show en el cual en lugar de que se peleen Evelyn Von Brocke y Yanina Latorre, lo hacen Pablo Vilouta y Brancatelli. El formato es novedoso no por el conflicto sino porque el periodismo militante K tiene que actuar como tal para que su presencia rinda. Estos, ni siquiera pueden intentar modificar en algo su militancia porque si lo hiciesen dejarían de ser funcionales al formato y lógicamente sus trabajos estarían amenazados.

Un dirigente kirchnerista reconvertido a peronista histórico deja trascender… “quieren forzar al gobierno a negociar impunidad a cambio de cesar en el clima de anarquía pero no tienen nada que ofrecer a cambio porque el peronismo ya los vomitó”.

Cristina teme que esta orgía frenética de justicia tardía no se detenga y se la lleve puesta. Un “arrepentido” ya les generó un problema mayúsculo y no se puede hacer cola para ser “arrepentido”. En otras palabras, Lázaro Báez ya no puede ser “arrepentido” porque el régimen no está diseñado para funcionar como una línea de palos de bowling. El problema es que si a las pruebas impresionantes del caso Hotesur se le llegara a sumar un “arrepentido”, Cristina estaría en más graves problemas, excepto que dinamite a su fallecido esposo y termine así con la supuesta historia de amor militante que tanto sedujo a sus seguidores.

Cristina siente que; lejos del soñado rol de transformar Calafate en una suerte de Puerta de Hierro donde peregrinarían dirigentes peronistas, solo la visitan algunos de los diputados camporistas que no tienen destino peronista (como Wado de Pedro y Kicillof) y por lo tanto necesita algún tipo de baño popular que la acompañe a Comodoro Py el 13 de abril.

El problema es que a nadie le importa. No son pocos los peronistas y dirigentes del nuevo oficialismo que saben que cada marcha será más chica que la anterior hasta transformarse en pequeños grupos de culto de una ex Presidenta que transitará los tribunales o buscará algún tipo de fuero parlamentario que, como a Menem, le permita tratar de sortear destinos carcelarios. Ya no habrán ingresos hoteleros garantizados por Lázaro Báez y por la Aerolíneas Argentinas de Mariano Recalde. Ahora sus hoteles están casi vacíos y solo se sostienen porque Cristina pone de su plata “ahorrada” para sostener la planta de empleados que protestarían si empezaran los despidos.

Todo se le está complicando a Cristina y la desesperación está a la vuelta de la esquina. Pero cuidado, la sensación de inescrupulosidad no es la mejor asesora cuando se percibe el final de un ciclo que se creía eterno.

Share