Por Carlos Tórtora.-

El caso D’Alessio pasó a ser el centro de gravedad de la batalla judicial que libran el macrismo y el cristinismo. Este domingo, la confrontación quedó plasmada en dos notas periodísticas. Desde La Nación, Joaquín Morales Solá se ocupó de minimizar la importancia de las maniobras de D’Alessio, enfatizando que la relación de éste con el fiscal federal Carlos Stornelli era superficial. La contrapartida estuvo a cargo de Irina Hauser y Raúl Kollman, quienes afirman que el caso D’Alessio es la puerta de entrada a un megaescándalo que involucraría a diversos servicios de inteligencia y al Ministerio de Seguridad.

Morales Solá desliza que D’Alessio bien puede ser un caballo de Troya colocado en las filas del oficialismo por el cristinismo con la misión de, por ejemplo, tirar abajo la causa de los cuadernos, objetivo que por cierto no ha conseguido.

Un personaje difícil de encuadrar

El caso es que los elementos que van apareciendo marcan que el audaz abogado tendría con Stornelli y con varias figuras del gobierno una relación bastante más que superficial. En cuanto a sus vínculos con el cristinismo, necesariamente deben ser profundos, por cuanto la ex presidente lo designó en el directorio de ENARSA. Lo que resulta poco creíble es que un personaje que reúne todas las características del traficante de influencias haya sido un doble agente. Más bien parece que se trata de un trepador insaciable que consiguió sentarse a la mesa de varias figuras del oficialismo, entre ellas Elisa Carrió y Patricia Bullrich.

El juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, hace honor a su pertenencia a Justicia Legítima y se niega a desprenderse de la causa, a la cual el cristinismo le aportaría más elementos para darle así volumen a la investigación. Desde ya que el modo ostentoso -casi escandaloso- que D’Alessio utilizó para relacionarse con distintos círculos del poder no se corresponde con la conducta de un agente de inteligencia y sí con la de un traficante de influencias. Sólo el hecho de que D’Alessio presumiera de ganar fortunas hace difícil que se trate de un profesional de inteligencia. La denuncia periodística de Horacio Verbitsky que detonó el caso fue más que suficiente para que este curioso personaje terminara detenido, lo que habla de un nivel de influencia muy relativo, porque no le sirvió para evitar la prisión preventiva. Por último, el gobierno no ha dejado trascender ninguna desmentida acerca de los vínculos de D’Alessio con el oficialismo, lo que da a entender que los mismos existieron.

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