Por Guillermo Cherashny.-

Alconada Mon, el periodista de La Nación, demostró claramente las ocho mentiras de Marcelo D’Alessio en su extorsión al empresario agrícola Pedro Etchebest pero señaló que hubo una gran intimidad entre el delincuente y el fiscal Stornelli por el intercambio de diálogos y audios de WhatsApp y se conocían desde que el ahora desconocido por funcionarios y periodistas coopero para iniciar la causa por el gas licuado que intervinieron Stornelli y Bonadío y después con testigo arrepentido de PDVSA que concurrió al despacho de Stornelli y donde el «girador» no debía estar según la ley, lo que demuestra por lo menos una gran ingenuidad del fiscal Stornelli que confió en demasía en el ahora allanado pecado cometido por muchos periodistas que creyeron en D’Alessio, aunque en defensa de los colegas es un hábil declarante y muy creíble para personas informadas como Santoro, Feinmann, Nico Wiñaski, Luciana Geuna y Clara Mariño y donde se incluye el que escribe esta nota. En el allanamiento le encontraron diez autos lujosos, armas de gran calibre, colección de relojes(Stornelli también es fanático de los relojes) y documentos y objetos valiosos. El personaje se presentó en un juzgado de habeas corpus y alego que investigaba a Etchebest por pedido de dos agentes de la AFI a los cuales nombró. Está claro que todos los k intentan voltear la causa de los cuadernos y encontraron la punta para hacerlo sin proponérselo. Ya señalamos que en esa causa está la verdad sobre el sistema de recaudación ilegal del kirchnerismo y sobre eso no hay ninguna duda. A la vez, el sobre anónimo que le llego a Carrió dan toda la impresión de que son escuchas ilegales de la AFI y de la oficina judicial de la OJOTA, lo cual sería un grave delito si fuera así. Está claro que a los k el extorsionador les vino como anillo al dedo dado los audios e imágenes que mostro un personaje hasta ahora creíble que se paseaba por los programas de tele con los periodistas más creíbles del medio y de ahí concluir que  D’Alessio y Stornelli son lo mismo, pero no es así, pero es obvio que el fiscal le dio confianza a una persona sin chequear quien era, lo cual es muy grave para uno de los fiscales más importantes del fuero federal.

Aclara que Stornelli no es lo mismo que D’Alessio no autoriza a escuchar ilegalmente a los presos y sus abogados defensores, más sería un delito que la justicia debe aclarar. Pero el viernes pasado los hijos de Ricardo Barreiro, ex jardinero de los Kirchner, declararon que el ahora detenido junto a su abogado o socios en ese momento Rodrigo González los habrían extorsionado en nombre del fiscal Stornelli en el mes de octubre pasado y efectuaron esa denuncia ante el propio fiscal con el asesoramiento legal del Dr. Luis Vila, es decir que Stornelli desde hace tres meses sabía que D’Alessio «giraba» como se dice en tribunales su nombre para extorsionar posibles imputados, pero decidió en ese momento no denunciarlo por defraudación como si hizo cinco días después que se conociera la denuncia del empresario Etchebest en juzgado de dolores ante el juez Ramos Padilla, lo cual demuestra que había cierta intimidad entre Stornelli y el ahora detenido. Pero la aparición nuevamente del Dr. Ramiro González, quien renunció a la defensa del detenido es el abogado de Leonardo Fariña y Rafael Di Zeo, el líder de la barra de Boca e íntimo amigo del fiscal Stornelli. Todas estas «casualidades» demuestran que no hay una operación K desde la cárcel de Ezeiza, sino un aprovechamiento de todos los k dela relación promiscua del fiscal Stornelli y el ahora detenido, quizás por ingenuidad del fiscal federal que por complicidad en una extorsión. La defensa cerrada del gobierno y Carrió y los periodistas de Clarín y La Nación obedece a que temen que se caiga la causa de los cuadernos, cosa que jurídicamente no puede ocurrir, pues a lo sumo podría haber un apartamiento del fiscal de este relevante caso de corrupción.

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