Por Guillermo Cherashny.-

El trascendido off the record de Julio de Vido que si lo siguen molestando puede implicar a la familia Macri y a Nicolás Caputo en el pago de coimas por las adjudicaciones de obra pública durante el kirchnerato parece difícil de concretarse, por la simple razón de que el ex ministro de planificación se autoincriminaría, ya que sería parte del delito cometido.

Lo que podría hacer De Vido es hablar con los periodistas de Página 12, C5N y otros medios, difundiendo números de cuentas que supuestamente fueron beneficiadas por el sobreprecio de obras públicas.

Está claro que las empresas que integran la Cámara de la Construcción, que ganaron obras públicas en el kirchnerato, pagaron coimas generadas por los sobreprecios de las adjudicaciones.

No hay ninguna empresa que realizó las obras, aunque las terminó en la mayoría de los casos, que no pagara coimas a Jaime, José López, José Olazagasti o Roberto Baratta, pero parece que Julio de Vido no habría estampado la firma por consejo de su esposa Lali Minnicelli, síndica adjunta de la SIGEN. Pero de todos modos, tarde o temprano, a Julio de Vido se le dictarán varias preventivas más, aunque no firmara en ningún caso de sobreprecio, porque su responsabilidad política es innegable y, como tiene 130 causas, difícilmente pueda zafar, aunque amenace a la familia presidencial y los amigos constructores de Macri. Además, De Vido estaría dispuesto a decir “yo caigo pero me llevo al gobierno conmigo”. Parecería que no, porque la lentitud de los procesos en la Argentina lleva más de diez años y, aunque pierda los fueros, como siempre está a derecho y sin peligro de fuga; pero es obvio que las amenazas contra el macrismo pusieron nerviosos a muchos.

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