Desde hace casi seis años, la Presidenta estrechó vínculos con la AFA a través del programa Fútbol Para Todos. Los manejos millonarios de dinero sin respaldo y negociados con los acusados por la justicia norteamericana: Julio Grondona y Alejandro Burzaco.

El 21 de agosto de 2009, el día del lanzamiento del programa Fútbol para Todos, al momento de firmar el convenio, Cristina Kirchner se sentó en el medio, a la derecha, Julio Grondona y a su izquierda, Diego Armando Maradona, por entonces entrenador del seleccionado.

“Tenían a los goles secuestrados, los liberamos. El Gobierno no quiere hacer negocios con el fútbol, quiere promover el deporte y ayudar a los clubes que generan negocios millonarios y son cada vez más pobres. Te secuestran los goles hasta el domingo, como secuestraron a 30 mil argentinos. No quiero más una sociedad de secuestros, quiero una sociedad cada día más libre”, dijo aquel día, sin ponerse colorada, Cristina.

Lo que no señaló es que con ese acuerdo, la AFA pasó de recibir 268 millones de pesos al año del Grupo Clarín a 600 millones de la moneda nacional por parte del Estado nacional. Grondona estrechó vínculos con los K y también negociados.

Tanto mejoró la relación que Cristina asistió al funeral y decretó siete días de luto luego de la muerte del entonces presidente de la AFA. Una clara demostración de lo bien que estaba esa relación.

Lo que se presume es que el afecto creció de la mano del dinero. Un informe de la Auditoría General de la Nación (AGN) que analizó al programa Fútbol para Todos desde agosto de 2009 al último día de 2012, detectó que de los 2967 millones de pesos que el estado nacional destinó a ese programa, 179 millones de pesos   no contaron con respaldos, es decir, nunca se supo cual fue el destino de esa plata.

Lejos había quedado la promesa de Cristina de que el fútbol iba a dar ganancias a las arcas del Estado. “Entre 2009 y 2012, el Estado entregó 3084 millones de pesos para adquirir los derechos de televisación de los partidos y esa suma se elevaría a 6000 millones”, según denunció la legisladora Graciela Ocaña. Cabe destacar que Julio Grondona está acusado de recibir 15 millones de dólares por retornos de entidades interesadas en adquirir derechos en los torneos internacionales de fútbol.

La conclusión de Ocaña es que los fondos estatales pudieron haber servido para financiar el pago de coimas de la FIFA y de la AFA.

Un ahijado de Don Julio

Además, el ahora imputado por la justicia norteamericana, el CEO de Torneos y Competencias, Alejandro Burzaco, un hombre apadrinado por Grondona, se convirtió en un socio del gobierno. Es que el principal cliente de Torneos es la administración de Cristina Kirchner, que contrata sus servicios de producción para las emisiones del Nacional B y para algunos partidos de la Primera A que se emiten en HD.

Por eso, según la Auditoría General de la Nación (AGN), el Estado le pagó a la firma $ 44.237.991 entre 2010 y 2012. El gobierno nacional también le compró a Torneos los derechos de televisación del Mundial de Brasil 2014 (que incluyó la producción), la Copa América, el Sudamericano Sub 20 y el Mundial Sub 20, por el que habría recibido unos US$ 20 millones, para ser emitidos por los gubernamentales Canal 7 y DeporTV (este último, canal del Ministerio de Educación). En esa intensa relación, Torneos también es cliente del Gobierno, al que le compró los derechos para la transmisión del fútbol argentino que comercializa en el exterior (por los que, según la AGN, le pagó al Estado $ 54.049.386 en 2011 y 2012).

Grondona y un sinfín de cuentas sin rendir

Julio Humberto Grondona, el ex presidente de la AFA y vice de la FIFA, fallecido hace 10 meses, siempre hizo y deshizo a su merced. Cuando el 30 de julio de 2014 su corazón dijo basta, se llevó a su tumba un sinfín de cuentas sin rendir, que ahora, a partir de la denuncia radicada por la Justicia de los Estados Unidos contra la FIFA, tienen su punto más álgido.

Desde 1988 y hasta su muerte, Grondona tuvo a su cargo las áreas más afectadas por el escándalo mundial: era el jefe de la Comisión de Finanzas, y del Consejo de Marketing y Televisión de la entidad rectora del fútbol en el planeta.

Grondona llevó el manejo clientelar que pregonó en la AFA durante 35 años a la FIFA, donde Joseph Blatter lo replicó y dejó expuesto, quizás, en sus últimas reelecciones.

Blatter fue varias veces reelecto gracias a los votos tercermundistas y desde Europa, con el presidente de la UEFA Michel Platini a la cabeza, lo venían combatiendo.

Así, no sería casual que todos los dirigentes implicados en el escándalo sean americanos, de la Concacaf y la Conmebol, sin europeos afectados.

Don Julio no sólo convivió con todo este poder, sino que lo contuvo y lo gestó.   No es casual, tampoco, que sus hombres de confianza que quedaron a cargo de la AFA siempre recuerden lo difícil de esta transición, pudiendo salir inmunes de situaciones judiciales complejas, principalmente por el reparto del dinero del Fútbol para Todos.

Sobornos y retornos desde el año 1991

Siete altos dirigentes de la FIFA fueron detenidos anteayer por la Policía suiza en el lujoso hotel Baur au Lac en los Alpes. La Justicia de EEUU los imputa por   casos de corrupción que se remontan a 1991. Las acusaciones incluyen fraude, asociación delictiva y blanqueo de capitales, y van dirigidas contra «miembros del poderoso comité ejecutivo de la FIFA, que amasa un enorme poder y lleva a cabo sus negocios en gran medida en secreto».

Entre los detenidos hay un dirigente que fue muy cercano a Julio Grondona, que fue vicepresidente de la FIFA. Se trata del uruguayo Eugenio Figueredo, vicepresidente de Conmebol y FIFA. Asimismo, entre los acusados -pero aún no detenido- hay otro grondonista histórico, el paraguayo Nicolás Leoz, ex presidente de Conmebol. (Hoy)

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