Por Guillermo Cherashny.-

Todos se preguntan quién protege a Julio de Vido, el todopoderoso ex ministro de planificación de Néstor y Cristina, y la respuesta es muy fácil, ya que el Gobierno, la Justicia y las empresas de la Cámara Argentina de la Construcción temen que el funcionario que los benefició a todos ellos durante doce años y medio los implique en asuntos ilegales.

En efecto, en la Justicia operó a través de «Fredy» Lijo, el hermano del juez federal Ariel Lijo, que operaba ante todos los jueces federales defendiendo a todos los funcionarios K acusados de corrupción.

En el macrismo temen que De Vido implique a Nicolás Caputo, el «hermano de la vida» del presidente, y a su primo Angelo Calcaterra, a quienes les concedió muchas obras públicas por mucho más valor del que tenían, ya que los beneficiarios alegan -como los demás empresarios de la Cámara Argentina de la Construcción -que ésas eran las reglas de juego y que, si no sobrefacturaban, no les daban obras públicas y tenían que echar obreros.

En realidad, desde aproximadamente 1976, se sobrefacturan las obras, pero cada año sube el retorno y el monto de la obra, que en la época K llegó al 100, 200 o 300% del valor real. El argumento que utilizan es que las obras las terminaban, a diferencia de Lázaro Báez. Pero en realidad, el gigantesco bache fiscal que tiene el país es producto de esa política, que continúa en la actualidad, como en el soterramiento del Sarmiento.

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