Por Sebastián Dumont.-

Los nombres se repiten: Lázaro Báez, José López, Ernesto Clarens, y un importante banquero argentino. Todos son protagonistas de la ruta del dinero K que suma episodios más que llamativos como “el elefante blanco” de Pilar que es para muchos una incógnita, pero que encierra las clásicas maniobras de acumulación de la década “ganada”.

Pilar ha sido uno de los distritos que más ha crecido en la inversión privada en los últimos años. En algún momento se convirtió en el sitio donde comenzaron a vivir las personas más poderosas de la argentina. En todos los ámbitos. Y afectos a esa nueva modalidad, los “K” no podían ser ajenos al boom, y también desarrollaron sus negocios en el distrito del norte del conurbano que ahora gobierna el intendente de Cambiemos Nicolás Ducoté.

Todo parece estar conectado en la ruta del dinero K. Uno de esos elementos es la extraña construcción que quedó a medio hacer sobre la colectora de panamericana a metros de un importante hotel cuyo dueño es muy cercano a Carlos Zannini. Pero ésa es otra historia.

Aquellos que todos los días van y vienen a Pilar por la ruta panamericana quizá no repararon que a la vera de la misma, donde se levantan centros comerciales y restaurantes, aparece una estructura a medio terminar que no condice con la realidad del distrito. Pues bien, se trataría de un elemento más del paso de Lázaro Báez por aquella zona, aunque su presencia física pocos recuerden haberla visto alguna vez. Ese “elefante blanco” es atribuido al hombre del sur que pasa sus horas en prisión con ganas de contar todo.

Aquí entra en juego la operatoria del dinero K. Cuando Néstor Kirchner se muere, hubo modificaciones en el manejo de la plata que provenía de la obra pública. El entonces Secretario de Obras Públicas, José López, era quien, se supone con orden de Cristina Kirchner adjudicaba a las empresas amigas las licitaciones. Muchas de ellas eran ganadas por Lázaro Báez. Allí aparece el rol clave del financista Ernesto Clarens, quien había fundado la empresa InverNes, quizá en homenaje a Néstor Kirchner. Cuando la obra esta adjudicada, en una oficina de Puerto Madero, cerca del Hotel Hilton, se determinaba donde iba el dinero de los sobreprecios.

Como declaró López con respecto a los bolsos que arrojó en el convento, era dinero de la política. O mejor dicho de los negocios a los que se acceden a través de la política. Quizá una porción de aquello haya servido para comprar varias propiedades en el municipio del conurbano norte. Una de ellas es este sitio que se levanta allí y quedó a medio terminar. Además, lo llamativo es que cuando se busca el expediente en la municipalidad este no aparece. ¿Dónde habrá ido a parar? ¿Qué información sensible figuraba allí?

Fuentes que conocen esas movidas aseguran que allí podría quedar evidenciado que Ernesto Clarens, también vecino de Pilar, estaba detrás de ello junto a Lázaro Báez. Y aportan más pruebas, el arquitecto que comenzó con el expediente es cuñado del financista. Es un misterio que pasará con ella ahora. Por el momento la obra está parada.

Pero no sería lo único en lo que habrían invertido parte del dinero K. A Báez le atribuyen la supuesta propiedad de cuatro casas en el lujoso barrio Ayres del Pilar, lugar donde también vive Clarens, cuyas ramificaciones son interminables y llegarían a Escobar, donde sería titular de un emprendimiento en la calle Oliden. Pero esa también es otra historia.

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