Por Jorge D. Boimvaser.-

Julio César Grassi está preso por ser un pedófilo, abusador de niños y un delincuente con sotana. No porque se le antojó a Clarín meterlo preso, eso ya nadie lo duda.

Pero en las últimas horas lanzó una extraña amenaza contra el candidato a vice gobernador de la Provincia de Buenos Aires por el FPV, Martín Sabbatella. Pretende recuperar algunos de los privilegios de preso VIP que tuvo hasta hace poco. Celda con celulares, televisión, biblioteca y hasta comidas exclusivas.

Un allegado al ex sacerdote (ya es ex, ¿o sigue teniendo el rango religioso?) hizo alusión al mensaje cifrado que envió al ex Intendente de Morón. Quiere que lo ayude a recuperar privilegios a cambio de no contar…

¿Qué sabe Grassi de Sabbatella que puede oscurecerle el panorama de cara a las elecciones?

Nos lo dijeron sin tapujos. Cuando la familia Cirigliano era el poderoso concesionario de la Línea Sarmiento, favorecido por las dádivas que le proporcionaba al entonces Ministro Ricardo Jaime, los Cirigliano, Mario y Claudio, le regalaron a la “Fundación Felices los Niños” un predio para que ampliara el marco de sus actividades de presunta ayuda a los niños carenciados.

Hubiera sido una acción digna de todo buen corazón (algo que los Cirigliano nunca demostraron tener), a no ser que los predios donados a la obra de Grassi no eran propios, sino que pertenecían a Ferrocarriles Argentinos. O sea, terrenos fiscales. Sería como si Macri le regalara a la obra de Margarita Barrientos la Plaza de Mayo o Alperovich a su hijito Gabriel (el capo del “Cartel de San Miguel”), la histórica Casa de Tucumán.

Son propiedades de todos los argentinos, terrenos fiscales, que nadie puede adjudicarse su titularidad ni enajenarlos o cederlos.

Obvio que esa donación de Cirigliano contó con la aprobación de Ricardo Jaime (otro delito para el ex Ministro y van…), pero cuando le fue entregado a “Felices los Niños” actuó como una especie de garante de la operación el entonces Intendente Sabbatella. O sea, fue cómplice de maniobra tránsfuga, porque en esa época ameritaba estar al lado de un supuesto probo sacerdote que alimentaba chicos hambrientos.

No estamos ni para ser cómplices de la apretada de Grassi a Sabbatella pero tampoco encubridores de un episodio que no debe ser muy difícil corroborar en poco tiempo.

Los predios de “Felices” en Morón son muy pocos, nos dicen que no más de 5. Si la justicia investigara el origen y la procedencia de los terrenos, se encontraría que uno de ellos es propiedad del Estado Nacional y nunca pudo cambiar de mano si no mediara estafa o fraude inmobiliario.

Esta denuncia está en manos de una ONG llamada Transparencia Inmobiliaria, que dirige el experto en lavado y otras menudencias ilícitas, Ricardo Tondo.

Martín Sabbatella no podía ignorar que esa transacción estaba viciada de nulidad absoluta, pero en su rol de Intendente la consintió.

Grassi lo supo siempre, y ahora, perdido por perdido, lo aprieta, para volver a obtener privilegios carcelarios. Difícilmente lo pueda obtener cuando este artículo tome estado público. Y si le devuelven el predio al Estado, mejor aún.

Y a juicio todos los responsables y cómplices de esta artera maniobra.

• Ver también: Néstor despreciaba a Sabbatella por antiperonista, no por extrapartidario. La conexión Grassi

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