Por Antonio Rossi.-

Al igual que el kirchnerismo, cuyo “relato” vendía casi siempre “gato por liebre”, la administración macrista también acomoda su discurso para difundir con el sentido cambiado sus medidas más polémicas.

Un ejemplo reciente -que contó con la ayuda de los grandes medios que juegan a favor del Gobierno- ha sido la presentación de la noticia que dio cuenta de la rescisión de los contratos de construcción de las usinas térmicas Ensenada (Buenos Aires) y Brigadier López (Santa Fe) que llevó adelante la empresa estatal Enarsa.

A cargo de las obras de las usinas -que quedaron a mitad de camino- estaba el consorcio liderado por IECSA, la constructora de Angelo Calcaterra, el primo hermano del presidente Mauricio Macri.

Desde la estatal Enarsa que conduce Hugo Balboa -un incondicional del ministro de Energía, Juan José Aranguren- salieron a vender que la rescisión contractual y la indemnización de 1.600 millones de pesos pagada a IECSA como un hecho “altamente positivo y favorable para el Gobierno”.

Según la argumentación oficial, además de haberle cortado un contrato a un familiar del presidente, la decisión de los funcionarios permitió recortar el reclamo de IECSA que trepaba a 7.100 millones de pesos a una suma que equivale a casi la quinta parte de ese monto.

Pero más allá de las explicaciones sesgadas de ENARSA, lo cierto es que IECSA y su socia Isolux terminaron haciendo un gran negocio con la rescisión de los contratos de las dos centrales que les había adjudicado la gestión kirchnerista de Enarsa.

En primer lugar, si bien había solicitado más de 7.000 millones de pesos por mayores costos, gastos improductivos y obras adicionales; la mayor parte de los reclamos de IECSA estaban muy flojos de papeles. En muchos casos, lo único que presentaron los representantes del consorcio constructor fueron correos electrónicos informales con ex funcionarios y actualizaciones de precios fuera de toda lógica.

En segundo lugar, IECSA había acumulado numerosos incumplimientos en los plazos de las distintas etapas de las obras que implicaban el pago de penalidades del orden de los 1.500 millones de pesos. Lejos de usar este punto a su favor, los negociadores de Enarsa no lo tuvieron en cuenta, favoreciendo así la posición de Calcaterra.

En tercer lugar, IECSA y su socia Isolux tenían cobrados varios anticipos que eran para pagar parte del equipamiento de las usinas y trabajos de los subcontratistas que nunca llegaron a esos destinos.

Otro punto polémico es el vinculado con la inclusión en el pago total desembolsado a IECSA de una suma significativa correspondiente a la “compra de los equipos y materiales que se encuentran en las obras y depósitos portuarios” y que se necesitan para completar los cierres de los ciclos combinados de ambas usinas.

Otra cuestión que fue pasada por alto por los funcionarios está vinculada con el pago de los sueldos de los trabajadores de la UOCRA que están afectados a las obras de las dos usinas. IECSA dejó de abonar la totalidad de los salarios a principios de año y desde entonces el ministerio de Trabajo de la Nación viene cubriendo los pagos para no tener que lidiar con conflictos laborales en Buenos Aires y Santa Fe.

Además, el acuerdo que cerró Enarsa con IECSA dejó sin resolver el tema de las facturas impagas que existen con los subcontratistas y proveedores de las obras.

Los trabajos en la usina térmica bonaerense de Ensenada están paralizados desde el primer trimestre de 2015. Había sido adjudicada en 2010 y, según los plazos iniciales de construcción, tendría que haber estado terminada a fines de 2014.

Diseñada para funcionar como una central de ciclo combinado de 810 MW, la usina sólo está generando a ciclo abierto con un aporte que, cuando no está fuera de servicio por problemas técnicos, llega a un máximo de 560 MW.

Una cuestión sumamente compleja y complicada se registra con las garantías de las turbinas.

La empresa alemana Siemens -la proveedora de los equipos generadores- dio por caídos el asesoramiento técnico y las garantías de las máquinas por los atrasos en los pagos y por una reparación de los álabes de las turbinas que los ingenieros de IECSA e Isolux hicieron sin la supervisión del fabricante en la cual utilizaron componentes y partes que no eran originales.

Por último, la “exitosa negociación” de Enarsa que llevó a la rescisión de los contratos con IECSA dejó en la nebulosa la terminación de las obras de los ciclos combinados de las dos usinas.

Según la promesa oficial, las obras que faltan para completar y hacer más eficientes las centrales serán licitadas en los primeros meses de 2017.

Ahora bien, como los funcionarios no le pusieron ninguna traba pese a sus incumplimientos, tanto IECSA como Isolux pueden presentarse en esas licitaciones y eventualmente volver a ser contratados por Enarsa para que finalicen las obras que dejaron inconclusas.

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