Por Guillermo Cherashny.-

El sobreseimiento escandaloso a Gustavo Arribas, jefe de la AFI, por parte del juez Rodolfo Canicoba Corral, que no fue apelado por el fiscal de la Cámara Federal Germán Moldes -quien quiere suceder a Gils Carbó- muestra que el macrismo maneja la justicia para que zafen sus funcionarios corruptos, como hacían el menemismo y el kirchnerismo. La no apelación del fiscal Moldes se hizo a sabiendas de que el arrepentido Meirelles declararía este jueves y que adelantó su abogado en el matutino «La Nación» en el sentido de que Meirelles le había pagado coimas Arribas. Esta conducta de Moldes -que ganó prestigio con su participación activa en la movilización del homenaje al asesinado fiscal Nisman- ahora parecería que arrojó por la ventana ese prestigio ganado. Las diez transferencias a Gustavo Arribas -a quien el presidente le presta su departamento en Avenida del Libertador- se hicieron en septiembre de 2013, en los 3 días posteriores a la readjudicación del soterramiento del tren Sarmiento, que benefició a Odebrecht y a IECSA, la empresa de Angelo Calcaterra, el primo presidencial, que hace poco supuestamente se la vendió a Marcelo Mindlin, a quien se lo sindicaría como el «Lázaro Báez» de Macri.

Al parecer, Gustavo Arribas, radicado en San Pablo en 2013, habría realizado gestiones en favor de Angelo Calcaterra por el soterramiento del Sarmiento, de ahí esa suma de 850.000 dólares -un «vuelto» sobre una obra adjudicada por 2.000 millones de dólares que el presidente Macri, por un DNU de junio del 2016, aumentó a 3.000 millones dólares.

Da la impresión -como decimos hace unos meses- que el escándalo Odebrecht les estallaría en las narices del macrismo y del cristinismo.

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